El dragón rojo de Brett Ratner es un thriller de intriga basado en los años 80 que narra la detención del famoso psicópata ficticio Hannibal Lecter y los años posteriores del investigador del FBI que lo detuvo. Dirigida con un ritmo alterno entre dinámico y reposado y con un estilo investigatorio que quiere emular a la inigualable primera parte, es una obra intrigante y provocadora que de forma implacable mantiene al público expectante hasta su desenlace, logrando tallar un film notable y efectivo para los amantes del género que no terminan decepcionados ni con la calidad, ni con la historia ni con las interpretaciones del film.
La fotografía hace gran uso de las luces, ya sean lumínicas o tenues según el momento de la acción, empleando imágenes desconcertantes por su violencia que son tenebrosas para el espectador en una completa y atractiva labor visual. La música es intrigante y misteriosa al exhibir sonidos turbadores para el público, haciéndole sentir la amenaza con sus melodías turbadoras que estimulan e inquietan gracias al magnífico trabajo de Danny Elfman. Los planos y movimientos de cámara consuman un notable trabajo técnico a través del uso de los primeros y primerísimos planos, rotación, detalles, generales, reconocimiento, subjetivos, avanti, seguimiento y plano-contraplanos que exprimen lo mejor del film.
Las actuaciones son auténticas y con gran carácter psicológico en un gran elenco de caras conocidas. Como protagonistas Edward Norton trabaja con fortaleza e integridad, Anthony Hopkins está deslumbrante de nuevo en su papel de Hannibal Lecter, Ralph Fiennes hila una interpretación con hundimiento psicológico, Harvey Keitel está convincente en su tarea, Emily Watson sensible e inocente y Philip Seymour Hoffman está correcto en su personaje detestable. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y alusivos según el personaje y su profesión en una labor que, junto con los pertinentes decorados, te transportan a la época y el lugar.
El guion, escrito por Ted Tally y basado en la novela de Thomas Harris, es penetrante en su historia de intriga y suspense que sitúa la trama antes de la del Silencio de los corderos, acaparando la total atención del público amante del género al plasmar una película inquietante y turbadora que va de menos a más hasta alcanzar un final absorbente y digno de elogio que no defraudará a sus seguidores. Esto se lleva a cabo con una narrativa profunda y enigmática que está repleta de maquinaciones en su labor indagatoria que atrae con su tono impecable a toda clase de públicos.
Concluyendo, la considero una obra indispensable para continuar la asombrosa e inquietante historia de Hannibal Lecter, la cual, sin llegar al altísimo nivel de la primera parte, no deja insatisfecho a nadie y cumple notablemente con su excelente historia repleta de insidias e investigaciones. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que vuelven a El dragón rojo, un film soberbio en su digna continuación y una precuela necesaria para ir completando la historia para todos los seguidores.