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7
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7
6.5
3,707
Romance. Drama
La familia Recchi pertenece a la gran burguesía industrial lombarda. Viven en Milán, en una lujosa casa, pero las relaciones entre ellos son frías y distantes. Eduardo Tancredi, su mujer Emma (Tilda Swinton), una inmigrante rusa plenamente integrada en la cultura milanesa, sus hijos Elisabetta, Edoardo y Gianluca, así como los abuelos, componen el círculo familiar. El joven cocinero Antonio, ajeno a este mundo, condensa sus emociones en ... [+]
3 de octubre de 2020
3 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Melodrama en estado puro el que nos trae Luca Guadagnino. El director saca a la palestra la vida de una familia acaudalada y burguesa de Milán, que como era de esperar, tienen costumbres clásicas que se perpetúan generación tras generación. Dicha familia la forman el patriarca, que está a punto de jubilarse y pasar el control de su empresa a su hijo y nieto, y el resto de la familia, que terminan de completar el cuadro pero poco más, ya que los que realmente importan dentro de este entorno son los implicados. En medio de esta escena, hay varias mujeres que poco pintan en el poder que ostenta la familia, y una de ellas será la protagonista de esta historia. Esta mujer se llama Emma (Tilda Swinton), aunque en realidad su nombre es otro, ya que es rusa, y resulta ser la esposa y la madre de los futuros herederos del imperio. Con ella, empieza y acaba la trama, ya que a medida que avanza esta te das cuenta que está inmersa en un mundo que no siente al parecerle este falto de sentimiento, amor y pasión. Pronto conoce al amigo cocinero de su hijo, el cual primero la seduce con la comida y luego con la pasión, a partir de aquí y como es de prever, empezarán los problemas.
Yo soy el amor es un drama romántico que parece más bien sacado de otra época, pero funciona bien en esta tal y como lo trasmite el director. Este, en su guion, -escrito también por Barbara Alberti, Ivan Cotroneo y Walter Fasano-, trata en todo momento de trasmitir al espectador que una vida por muy llena que esté de riquezas y de propiedades, está vacía si falta lo primordial en ella para ser feliz. Basta solo saborear un plato de comida para descubrir que hay mucho más sabor en ella que en el resto de las cosas que te rodean. Plasman además el machismo de una sociedad clásica pero también capitalista, en la que la mujer se limita a estar en casa y observar como los varones de la familia son los que aumentan las riquezas. Ellas tan solo tienen que estar ahí para ellos.
En cuanto a los detalles técnicos del film son eficientes en cuanto a la fotografía, los decorados y vestuarios, que logran mediante lugares pomposos trasladarte a esas mansiones de familias pudientes. Los planos y movimientos de cámara son muy personales, logrando una notable labor al usar mucho los primeros y primerísimos planos para aumentar el dramatismo y la sensualidad de algunas escenas. Es sin embargo la música, el lunar técnico de esta película, ya que desde mi punto de vista se excede en su uso en las escenas clave para aumentar el dramatismo e inquietar al público innecesariamente.
En conclusión, considero Yo soy el amor un melodrama eficaz que merece la pena ser visto por tener un guion bien trabajado al exponer la dificultad de encontrar la felicidad y la libertad cuando sigues tus instintos en una sociedad capitalista y desde luego machista. Por tener una estupenda interpretación de Tilda Swinton que se apodera con su magnética mirada de toda la trama. Por trabajar correctamente ciertos detalles técnicos a excepción de la música. Pero sobre todo, por esos detalles de película clásica que ya apenas se realizan para disfrute de los cinéfilos clásicos, que disfrutan con dramas románticos bien trabajados que llevan implícito un mensaje de lo importante y costoso que puede salir, seguir los dictámenes de tu corazón.
Yo soy el amor es un drama romántico que parece más bien sacado de otra época, pero funciona bien en esta tal y como lo trasmite el director. Este, en su guion, -escrito también por Barbara Alberti, Ivan Cotroneo y Walter Fasano-, trata en todo momento de trasmitir al espectador que una vida por muy llena que esté de riquezas y de propiedades, está vacía si falta lo primordial en ella para ser feliz. Basta solo saborear un plato de comida para descubrir que hay mucho más sabor en ella que en el resto de las cosas que te rodean. Plasman además el machismo de una sociedad clásica pero también capitalista, en la que la mujer se limita a estar en casa y observar como los varones de la familia son los que aumentan las riquezas. Ellas tan solo tienen que estar ahí para ellos.
En cuanto a los detalles técnicos del film son eficientes en cuanto a la fotografía, los decorados y vestuarios, que logran mediante lugares pomposos trasladarte a esas mansiones de familias pudientes. Los planos y movimientos de cámara son muy personales, logrando una notable labor al usar mucho los primeros y primerísimos planos para aumentar el dramatismo y la sensualidad de algunas escenas. Es sin embargo la música, el lunar técnico de esta película, ya que desde mi punto de vista se excede en su uso en las escenas clave para aumentar el dramatismo e inquietar al público innecesariamente.
En conclusión, considero Yo soy el amor un melodrama eficaz que merece la pena ser visto por tener un guion bien trabajado al exponer la dificultad de encontrar la felicidad y la libertad cuando sigues tus instintos en una sociedad capitalista y desde luego machista. Por tener una estupenda interpretación de Tilda Swinton que se apodera con su magnética mirada de toda la trama. Por trabajar correctamente ciertos detalles técnicos a excepción de la música. Pero sobre todo, por esos detalles de película clásica que ya apenas se realizan para disfrute de los cinéfilos clásicos, que disfrutan con dramas románticos bien trabajados que llevan implícito un mensaje de lo importante y costoso que puede salir, seguir los dictámenes de tu corazón.