El pobre protagonista se intenta reponer de un infarto y se mete a profesor forzoso con una panda de insoportables e indecentes sujetos.
Se equivoca de lugar ya que decide volver al pueblo de su infancia, donde unos mocosotes maleantes le dieron una brutal paliza cuando era un chiquillo y perdió uno de sus dientes de leche. Desconozco como será el Ratoncito Pérez en Suecia, posiblemente lleve guadaña, sea calvo y se vista con una túnica negra. Tal fue el trauma que el protagonista encontró en la música su refugio, pero ahora ha vuelto, la casa no tiene calefacción y el mocoso que organizó su paliza le espera…

Más que tufillo OT (juraría que Ángel Llácer ha torturado a los concursantes con técnicas similares) esto parece un bergmaniano “Sister act”. Por supuesto los alumnos tienen problemas. Muchos y demasiados por lo que no extraña que Suecia sea uno de los países con mayor tasa de suicidios en Europa. Así que crean y exportan estos productos para que el resto de mundo coja una cuchilla y se corte las venas para ver si se iguala la cosa. Si es en el propio cine es que la película funciona y es buena. Vamos, que como mínimo se lleva una nominación al Oscar.

“Tierra de ángeles” es un filme de emociones baratas y vomitivo buen rollito cercano a un enorme nudo de bilis en la garganta esperando una expulsión que nunca llega.
No falta un homenaje a “Gladiator”, que puestos a plagiar hay que ser cutre, aunque se agradece el desnudo de Frida Hallgren y se le puede subir un puntito… Pero sólo con recordar cada uno de los innumerables momentos absurdos y patéticos se lo pienso bajar ahora mismo.