Susanne Bier antes hacía dogma, “Te quiero para siempre”, y se inscribió en la lista de realizadores con trabajo americano para volver a casa a realizar una película ganadora. Oscar en mano, “En un mundo mejor” parece esa película académica que tanto excita y tanto seduce a un credo que tenía que elegir entre lo “Biutiful” de Alejandro González Iñárritu, otro antiguo trabajador de la industria americana, o entre un mundo mejor, pero visto con los mismos ojos. No me gustó nada su “Hermanos” por notar sus hilos melodramáticos de manera tan visible que no me creía nada. En “Hævnen” figuran otros hilos entre paréntesis: ‘Civilization’ y ‘In a Better World’, como discurso aleccionador de lo que debe y no debe ser el equilibrio familiar, social y moral. Pero de entrada no entiendo por qué un país con esas vistas, esos molinillos hidráulicos está condenado al suicidio y al drama. ¿Por qué esa bella fotografía para narrarnos cosas tan horripilantes? ¿Por qué en este tipo de películas (de vocación) corren los niños africanos siempre detrás de los camiones con blancos y miran sonrientes a cámara?

Aquí los villanos son feos, gordos o tienen tara… salvo que sean uno de los nuestros, claro. Y ahí, la violencia servirá de correccional manifiesto. La lucha jerárquica por el poder, los acosadores escolares, la gente violenta por naturaleza o los psicópatas con poderío y armas. Este mundo desde luego sería mejor si los niños no pudieran fabricar bombas siguiendo instrucciones por internet y si todo el mundo pusiera la otra mejilla cuando es golpeado. Es un mundo mejor porque das lo que recibes y la justicia kármica se impondrá en el mundo algodonado de la Brier. Paisajes bellos frente a destrucción interna. No disfrutamos lo que tenemos, desde luego. ¿Nos mereces un mundo mejor? ¿Nos merecemos el cielo que llamamos infierno? ¿Nos merecemos películas como “En un mundo mejor”?

Mejillas y efectos morales bajo la violencia permisiva de un mundo cruel, el mundo en el que vivimos, donde la enfermedad y la desolación existen en la racionalidad. No me ha gustado, no me gusta que películas tan cínicas se atrevan a titularse “En un mundo mejor” cuando nos venden imperfección, maldad e incomunicación soterradas por el amor universal, el algodón visual y la emoción falsamente enlatada.