El protagonista de “El Pico” nos mira a cámara y nos cuenta la primera parte en imágenes con su voz. Una historia con infinitos nombres para la heroína.
Ahora cambian a papá pero no al niño. Se dice ‘señorito’ con tonillo y encima viene de Gracita Morales. ¿Es posible tomarse “El Pico II” en serio?

El malo aquí es el periodista sensacionalista (periódico 24 Horas e interpretado por el co-guionista), el que remueve toda la basura y el que mete a un cómplice de asesinato en chirona. Aunque el narrador es Paco el punto de vista se adentra en la investigación de sus crímenes pasados. De la crítica a los métodos policiales pasamos a la permisividad de los funcionarios de prisiones. Esa crítica al periodismo sensacionalista viene provocada por los reportajes de ‘investigación’ e incluso el serial en el Pronto de El Vaquilla titulado ‘Así me hicieron delincuente’ que inundaron los ochenta.

El Pirri, que hasta su muerte por sobredosis en el 88 siempre dijo que estaba harto de representar el mismo papel, es un poco como Kenny de “South Park”. Memorable la secuencia con el tema ‘Debajo del olivo’ en la que hacen un homenaje a Mecano aunque la única presa con tetas ya no está.
“El Pico II” creo que sólo merece la pena por ver a Rafaela Aparicio tocando el piano. Los personajes no se cortan por nada y se excitan con una piedra…

Al igual que en “El Pico” se denuncia que la Guardia Civil ha suministrado heroína a informantes y colaboradores en la lucha contra el terrorismo, motivo por el que la banda armada ha atentado contra los traficantes. Y otras grandes verdades o mentiras, dependiendo del punto de vista:
- La Guardia Civil es un cuerpo impopular, al que se teme y se odia. Hablar mal de la Guardia Civil resulta siempre comercial.
- Los buenos españoles quieren y respetan la Guardia Civil.

Esa mirada al hablar de películas que, a su vez, hablan sobre tricornios para ganar popularidad es doblemente afilada. La prensa también compra y pacta las exclusivas con la benemérita. La corrupción, es doble… de la sociedad y de los organismos donde se sustenta. Con tanta crítica (y tan dividida) tal vez la propuesta pierda el norte. Tiene alguna recreación de ese pico con agujas entre tormentas que volvió a provocar que los heroinómanos tuvieran que perderse el final para irse fuera del cine a meterse un pico.

Lo peor de las películas de Eloy de la Iglesia, que componen “El Pico”, es que realmente no enganchan.