Aquello que van a leer a continuación está escrito bajo la posesión de un demonio de alto rango del mundo paranormal y, por lo tanto, es absolutamente veraz.

De acuerdo, “Expediente Warren: The Conjuring” es la película más completa sobre fantasmas, casas encantadas y posesiones desde las primeras ediciones de ‘Gran Hermano’ y ‘Hotel Glam’, pero ese hecho no la exonera de una crítica provechosa desde cualquier punto de vista. Cinematográficamente hablando, hemos visto todos sus trucos y resortes en “The Amityville Horror”, “El orfanato”, “Los otros”, “Al final de la escalera”, “American Horror Story”, “El exorcismo de Emily Rose” y un larguísimo etcétera junto al imaginario visual de James Wan e incluso habita en todo el popurrí algún guiño a “Poltergeist: fenómenos extraños”. Nada nuevo, nos la sabemos a cabo y rabo… del demonio, claro.

Como adaptación de unos supuestos fenómenos paranormales extraídos de los archivos de casos reales del matrimonio de demonólogos Ed y Lorraine Warren podríamos sacarle demasiados pegas efectistas. Por ejemplo, si alguien se informa sobre la auténtica Annabelle, la muñeca-chochona-posesa, y la compara con la ‘monchita-gótica’ que no hubiera desentonado nada en “Silencio desde el mal”, se dará cuenta que todo ha sido extrapolado al terror de nuestros días. ¡Por no decir que un niño con una caja de Plastidecor tiene más peligro que esa evil-doll adicta al mal rollo! Como ya he comentado en otras críticas sobre mediocres cintas de entidades maléficas, los demonios solamente poseemos a gente con mucho poder y dinero y no necesitamos ese rollo de infectar, oprimir y finalmente tener el control corpóreo de la víctima. ¡Simplemente lo pedimos «por favor» (en versión ‘rumana’ pidiendo limosna) y con la mirada del gatito de “Shrek”! ¡Y ningún mortal puede resistirse! ¡Ninguno!

Efectivamente el diablo existe… y se llama Emilio Botín entre otros muchos nombres que podrán encontrar en la lista completa que publica la revista Forbes cada año. ¿A qué demonio en su insano juicio le podría interesar una familia numerosa de paletos con que apenas llegan a final de mes? Ah, que se trata de una bruja vengativa llamada Betsabé que creía firmemente en la propiedad privada por toda la eternidad maldiciendo a todo bicho viviente que pasa por allí. Déjenme decirles que Betsabé nunca pasó los psicotécnicos que estimamos para poder firmar un contrato de trabajo con Satán. Las brujas, tiempo atrás, nos sirvieron como cortina de humo para controlar el poder y el dinero desde la sombras mientras las churrascaban vivas. Ellas fueron una de nuestras mayores equivocaciones cuando descubrieron que las estuvimos trolleando y se pusieron más tontas que las fans de “Violetta”. La tal Betsabé únicamente sabía hace los trucos de abrir y cerrar puertas, lloriquear como Roncero y apagar y encender luces y obviamente pulsando el interruptor de la luz como todo el mundo. ¿Poseer a una maruja? ¡No me hagan reír! ¿Tirar los cuadros y hacer más ruido que un bombardeo en Londres en la Segunda Guerra Mundial y que no se levante nadie salvo cuando les hacen cosquillas en los pies? ¡Me parto! ¿Almas torturadas lloronas en casas encantadas? ¡Me meo! Todo aquello que muestra la película es FALSO ya que los Warren eran unos manipuladores de mucho cuidado y aprovecharon la presencia de un fantasma resentido con dos trucos de feria que le habíamos enseñado para frotarse las manos y conseguir más fama para su ombligo.

Para concluir y volviendo al asunto, demonológicamente hablando, “Expediente Warren: The Conjuring” es un absoluto FAIL e insulto. ¿Cómo que los demonios huelen mal? ¿¡Sucios y con mal olor!? ¡Los demonios nos duchamos tres veces al día, hijos de fruta! ¿Se han olido acaso alguno de ustedes cuando cogen el transporte público? ¿¡Se han olido!? Por favor, no hagan caso nada de esta película porque es absolutamente FALSA aunque… ¡vayan a verla! ¡Compren el Blu-ray versión coleccionista! ¿Saben por qué? Porque somos también sus productores. Bueno, en realidad somos dueños de todos los grandes estudios de Hollywood. ¡Paguen su entrada y den su dinero a una buena causa demoníaca! ¿No es algo absurdo y al mismo tiempo maligno? Pagan por ver cómo el mal pierde y el bien gana y nos llevamos su dinero (y salvación) a cambio. Eso sí, ¡GRACIAS!