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España España · Valencia
Voto de Talladal:
6
Comedia Un famoso cantante, conocido por su reputación de conquistador empedernido (Dean Martin), llega con su lujoso coche a un tranquilo pueblecito llamado Clímax. Allí viven dos amigos: un fracasado profesor de piano, casado con una bella mujer, y el encargado de la gasolinera. Cuando reconocen al cantante, conciben la esperanza de que pueda ofrecerles una oportunidad para entrar en el mundo de la música. (FILMAFFINITY)
28 de julio de 2009
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algunos elementos en esta película que apuntan a otros géneros como el drama, el thriller o el mismo terror, géneros, que, como es obvio, desbordan o, en ocasiones, resultan antagónicos a la comedia. Esta es la razón, a mi modo de ver, de que ésta no despegue. Citemos algunos de ellos referidos a los personajes:

-El personaje que interpreta Dean Martin, aparte de que éste no esté nada gracioso en la película, se muestra como un cumpulsivo vividor. El estancamiento del personaje lo convierte en una figura canallesca. Cuando va a la caravana, muy avanzada la noche, borracho y buscando carne fresca, se me hace muy difícil creer que pudiera aceptar una negativa a sus pretensiones.

-El marido es un celoso patológico. A veces se muestra violento. Si no se detiene al personaje con una trama con final feliz, tragoediam habemus.

-La mujer es una amante mujercita de su casa pese a los edulcorados problemas de pareja que le acarrean los celos de su marido. Está buena y se sabe buenorra. Se desquita de la infidelidad de éste emborrachándose en el puticlub del pueblo. Faltan los muchachos de “Acusados” y ya tenemos un problema.

-El mecánico es un egoísta con alegría, dispuesto a que la vida matrimonial, y con ello la felicidad de su "amigo" se vaya al garete con tal de alcanzar sus descarcharrantes objetivos. ¿Acaso no adelanta al funesto mecánico de "Giro al infierno"?

-Kim Novak está muy guapa y su personaje es el más humano de todos. Sin embargo, es una figura en verdad triste, baqueteada por la vida y resignada a cumplir obedientemente su trabajo, sin rechistar y sin mala cara, y que, no obstante, sueña con ser la mujercita perfecta: La puta buena, “La dama de las camelias”, melodrama puro.

¡A reírse todo el mundo!
Talladal
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