Efectivamente, la película da exactamente lo que promete en el título: tiburones y zombies.
No es precisamente una película de arte y ensayo por lo que es completamente inapropiada para para que la visione cualquier cinéfilo gafapastoso.
La razón de ponerle un 10 no es precisamente por la calidad sino porque hay que saber lo que estás viendo. Y con películas de este tipo hay que darse cuenta de que estás viendo cine del malo, malo, malo. Es imposible ponerse a ver una película así en plan serio, por lo que hay que cambiar el chip y disfrutar viendo cómo seguramente se han gastado más presupuesto en las bolsitas de sangre que en el corchopán con el que han fabricado los tiburones.
Mención aparte merecen esos efectos especiales creados en BASIC desde un ZX Spectrum que hacen pensar que cualquiera, por muy poca idea que tenga de informática, puede crearse una carrera en el mundo del cine.
En cuanto a las actuaciones de actores y actrices hay que decir que son totalmente correctas para este tipo de cine, es decir; muchachas alocadas y siliconadas con poca ropa, muchachas inteligentes completamente vestidas y sin enseñar ni un centímetro de chicha de más, típico machote medianamente cachas curtido en películas de Cuarta División regional, típico personaje gracioso que suelta chascarrillos cada ves que habla, y secundarios cuya misión en la película suele ser morir entre terribles sufrimientos. Entre todos suman 0 de calidad interpretativa.