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8
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8
6.5
41,551
Intriga. Thriller
Un investigador del FBI especializado en analizar la mente y el comportamiento de los asesinos en serie se ve obligado a recurrir a Hannibal Lecter, a quien mandó a la cárcel, para que le ayude en el caso de un asesino de familias, cuyo patrón de conducta le resulta imposible desentrañar. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2010
7 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película me pasa una cosa curiosa, y es que, siendo El Silencio de los Corderos una de las grandes obras del cine de terror (debo confesar que Hannibal Lecter es el personaje ficticio con mayor capacidad para aterrorizarme de todos los que he visto), no puedo evitar sentirme más atraido por esta película. Y cada vez que reparo en esto, concluyo que lo más probable es que se deba a mi afición por la saga de Thomas Harris.
El primer tomo de esta saga (sin contar con El Origen del Mal), nos cuenta la historia Will Graham (interpretado por un magínfico Edward Norton), que, tras haber conseguido atrapar a un peligroso asesino, el doctor Hannibal Lecter, siente demasiados recelos a la hora de continuar con su trabajo (estos recelos suelen ser erroneamente adjudicados al miedo a volver a ser herido, pero no es así. Lo explicaré en el spoiler), sin embargo, Jack Crawford (Harvey Keitel) insiste en que les ayude a encontrar a un imitador de Lecter, conocido por la prensa como el Duende Dientudo (soberbio Ralph Fiennes).
Lo primero que se hace notar en esta película, siendo este uno de los motivos por los que se suele preferir El Silencio de los Corderos antes que esta, es que Ratner no tuvo en esta cinta la capacidad que demostró Demme de mantener la tensión en el ambiente con sutileza y elegancia. En ocasiones, quizás esta historia pueda parecer un poco atropellada, pero es precisamente eso lo que, a mi juicio, le aporta un gran encanto. Los hechos se suceden de una forma algo más caótica.
Las interpretaciones me parecen soberbias, destacando a un actor que me maravilla: Ralph Fiennes. Cuando veo esta película se me ocurre que es él quien encarna mejor su personaje en comparación con el resto del plantel, sin menospreciar las geniales interpretaciones de sus compañeros. Prefiero mil veces antes al Duende Dientudo que a Buffalo Bill.
Pero el principal motivo por el que estimo tanto esta película es su historia, lo cual me lleva al spoiler.
El primer tomo de esta saga (sin contar con El Origen del Mal), nos cuenta la historia Will Graham (interpretado por un magínfico Edward Norton), que, tras haber conseguido atrapar a un peligroso asesino, el doctor Hannibal Lecter, siente demasiados recelos a la hora de continuar con su trabajo (estos recelos suelen ser erroneamente adjudicados al miedo a volver a ser herido, pero no es así. Lo explicaré en el spoiler), sin embargo, Jack Crawford (Harvey Keitel) insiste en que les ayude a encontrar a un imitador de Lecter, conocido por la prensa como el Duende Dientudo (soberbio Ralph Fiennes).
Lo primero que se hace notar en esta película, siendo este uno de los motivos por los que se suele preferir El Silencio de los Corderos antes que esta, es que Ratner no tuvo en esta cinta la capacidad que demostró Demme de mantener la tensión en el ambiente con sutileza y elegancia. En ocasiones, quizás esta historia pueda parecer un poco atropellada, pero es precisamente eso lo que, a mi juicio, le aporta un gran encanto. Los hechos se suceden de una forma algo más caótica.
Las interpretaciones me parecen soberbias, destacando a un actor que me maravilla: Ralph Fiennes. Cuando veo esta película se me ocurre que es él quien encarna mejor su personaje en comparación con el resto del plantel, sin menospreciar las geniales interpretaciones de sus compañeros. Prefiero mil veces antes al Duende Dientudo que a Buffalo Bill.
Pero el principal motivo por el que estimo tanto esta película es su historia, lo cual me lleva al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No son pocos los que atribuyen las negativas de Graham a la hora de volver al miedo a volver a ser herido, pues Lecter ya lo había hecho. No es así en absoluto, y el caso es que ese es para mí el punto débil de la película, que su falta de claridad en este punto consigue inducir a error.
El motivo por el que Graham no quiere volver, y el pilar central de la historia de Harris, es que el propio Graham sabe, en su interior, que él es como ellos. En su interior algo le intentaba llevar a actuar como Lecter o el Dragón. Ese también es el motivo de que pudiera ponerse en la piel del asesino con tanta facilidad.
Ahí está lo que intentaba transmitir Harris, y lo que no supo transmitir Ratner: la lucha entre tres mentes enfermas por imponerse unas a otras. La lucha de tres instintos asesinos: los de Graham, que intentaba controlarlos con todas sus fuerzas; los del Dragón, que no ejercía ningún control sobre ellos, y los de Lecter, que actuaba como término medio. Una lucha de mentes criminales.
Precisamente en ese sentido, Lecter coloca a Graham a un nivel de igualdad con sí mismo, o al menos a un nivel superior al del duende, ya que éste ejercía el dominio suficiente como para poder controlar sus instintos asesinos.
Al final del libro, Graham sufre una desfiguracion, que él mismo interpreta como una marca permanente de lo que és, de su verdadera cara, que nunca debería salir a la luz. Sin embargo, en la película, Graham solamente resulta herido, como si de un recordatorio de sus supuestos miedos iniciales se tratase.
El motivo por el que Graham no quiere volver, y el pilar central de la historia de Harris, es que el propio Graham sabe, en su interior, que él es como ellos. En su interior algo le intentaba llevar a actuar como Lecter o el Dragón. Ese también es el motivo de que pudiera ponerse en la piel del asesino con tanta facilidad.
Ahí está lo que intentaba transmitir Harris, y lo que no supo transmitir Ratner: la lucha entre tres mentes enfermas por imponerse unas a otras. La lucha de tres instintos asesinos: los de Graham, que intentaba controlarlos con todas sus fuerzas; los del Dragón, que no ejercía ningún control sobre ellos, y los de Lecter, que actuaba como término medio. Una lucha de mentes criminales.
Precisamente en ese sentido, Lecter coloca a Graham a un nivel de igualdad con sí mismo, o al menos a un nivel superior al del duende, ya que éste ejercía el dominio suficiente como para poder controlar sus instintos asesinos.
Al final del libro, Graham sufre una desfiguracion, que él mismo interpreta como una marca permanente de lo que és, de su verdadera cara, que nunca debería salir a la luz. Sin embargo, en la película, Graham solamente resulta herido, como si de un recordatorio de sus supuestos miedos iniciales se tratase.