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España España · Oviedo
Voto de Gould:
6
Comedia. Romance Joe, un apuesto tahúr, ha conseguido ganar en el juego el "Fortuna", un casino flotante, pero necesita dinero para zarpar y hacer oscuros negocios en Cuba y otros países. Para burlar a la policía suplanta a un tal Joe Bascopolous, recién fallecido. Consigue también ingresar en una organización benéfica de apoyo a la guerra que está regida por mujeres, a quienes propone montar una timba para recaudar fondos, si bien su intención es ... [+]
13 de septiembre de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conseguida mezcla de comedia y drama, a partes iguales, para esta entretenida descripción de las andanzas de este seductor tahúr, pillo y liante, que adopta una problemática identidad falsa para librase del servicio militar, en vísperas de la entrada de EEUU en la segunda guerra mundial y que se une a una organización de ayuda a los refugiados para poder salida a su casino flotante.

Rodada con el habitual estilo virtuosamente trasparente, sin pretensiones, por parte del gran artesano H.C.Potter, la comedia se va ennegreciendo paulatinamente hasta desembocar en un breve melodrama romántico.

La película consigue unir a la deliciosa Laraine Day –una de las miradas más chispeantes del Hollywood clásico- con un Cary Grant en un momento especialmente dulce de su carrera. Mr. Grant, uno de los más superdotados actores de toda la historia, da un impresionante recital, con su innata capacidad para divertir con su inimitable gesticulación, un soberbio uso del cuerpo como elemento expresivo –en ello era único- para inmediatamente pasar a crear una enorme ambigüedad o, sencillamente, darnos miedo. Inunda la película de clase, inteligencia y una impresionante dicción, llena de registros, como pocos actores eran capaces de alcanzar –¿James Mason, perhaps? -. Para el recuerdo siempre quedará la memorable escena en la que Cary Grant trata de aprender a tejer. Sencillamente genial.

William Cameron Menzies fue el encargado de esta cuidada producción de la RKO, bellamente fotografiada por George Barnes, ganador de un Oscar en 1940 por “Rebeca” de Hitchcock –fíjense, por favor, en cómo le brillan siempre los ojos a Laraine Day: eso es cosa de Barnes- que contó, igualmente, con la inestimable participación, entre otros, de Charles Bickford como “El sueco” en un papel lamentablemente breve.
Gould
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