Los estadounidenses somos los angeles de la guarda del mundo, pero no podemos decirlo así porque no nos creerían. Tampoco montando películas como Rambo, porque ya no funcionan como antes (los espectadores también se hacen adultos). Mejor digamoslo así: Tenemos congresistas cocainómanos, sí, pero simpáticos. Millonarias de extrema derecha y fundamentalistas cristianas que se acuestan con quien les da la gana, sí, pero que tienen carácter, personalidad, atractivo e inteligencia. Ayudantes que entran a trabajar por estar buenas, pero que hacen un buen trabajo. Agentes de la CIA miserables y repugnantes, pero hábiles e interpretados por P:S. Hoffman. Las cosas importantes no las decide el pueblo ni el congreso, sino el congresista drogata, la puta cristiana y el pueblo yanki con sus impuestos. Ah, y los tiranos árabes, que se me olvidaba. Sí, sí y mil veces sí.
Pero ¿Estamos ocultando algo de todo esto en la película? En absoluto, lo mostramos a las claras. Y nosotros mismos nos escandalizamos, de hecho: ¿No habeis visto como se pone Tom cuando le niegan el millón para la escuelita? Y oigan, a ver si se les olvidan los bombardeos rusos, que hay mucho progre olvidadizo poe España. Aunque lo comprendemos, a nosotros también se nos ha olvidado hablar de Bin Laden en esta peli, para que vean.
En definitiva, seremos asquerosos, sí, pero necesarios, porque los rusos no veas. Y si no lo captan, recuerden la musiquilla de fondo, al principio y al final de la peli. Y las interpretaciones son buenas, la cinta es de casi siete. ¿A que sí?