Para mí el cine es un medio de distracción, de evasión. Hay películas que no soporto con unas críticas fabulosas y, al contario hay películas que no pasarán a la historia, como esta, pero que hacen que dos horas de la vida de uno se pasen en dos minutos.
Se trata de un "remake" de un film de 1987 titulado "Mejor solo que mal acompañado" protagonizado por Steve Martin y el fallecido John Candy. Quiero señalar que la diferencia entre Downey y Galifianakis es como del buen vino al agua del grifo, pero la química entre ellos no es mala.
Tres escenas me hicieron soltar tales carcajadas que no pude por menos que volver hacia atrás: la del puñetazo en el hígado de Downey al cabrón del niño insoportable, el escupitajo del excelente actor al adorable perro de Galifianakis, y la risa del colocado Jr. en el todo terreno cuando el policía mejicano dice que el perro tiene los ojos rojos. En fin, cine sin más pretensiones que pasar un excelente sábado por la tarde. O domingo.