La miniserie Fargo cuenta con un factor a su favor difícil de encontrar en cualquier otro contenido televisivo: su credibilidad. Si bien es cierto que los personajes extraordinarios nos encantan, por lo exótico de su psique, su desatado comportamiento o su desbordante valentía, no son muchas las veces en la vida en la que te cruzarás con un detective Cole (True detective) o un David Mills (Seven). Todos los personajes de Fargo, exceptuando el de Lorne Malvo (interpretado por un magnífico Billy Bob Thornton, que en la versión original hiela la sangre cada vez que abre la boca), todos los personajes son naturales a más no poder. No son unas despampanantes bellezas, ni unos audaces temerarios. Son el tipo de persona que, precisamente, uno esperaría encontrar en una aldea perdida de Minnesotta o Dakota del Norte. Conseguir hilar una trama creíble, ni demasiado simple ni demasiado enrevesada, y atraer de esta forma la atención del espectador sin el tentador uso de personajes mas extraordinarios suma, en mi opinión, valor y calidad a esta producción. Para terminar diré que, por mucho cine y series que sigo viendo, nada me deslumbró tanto como esta miniserie, así que, ¿que puedo hacer salvo recomendarla?