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Voto de Iván Rincón Espríu:
6
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Cine negro
En los Ángeles de 1949, el gángster “Mickey” Cohen (Sean Penn), nacido en Brooklyn, es el implacable jefe de la mafia; dirige la ciudad a su antojo y todo pasa por él: armas, drogas, prostitutas y cualquier objeto robado. Su clan le protege y le venera, lo consideran su líder. Sus influencias llegan incluso al departamento de policía y algún que otro miembro de la política local. Pero un equipo especial de LAPD, liderado por los ... [+]
29 de mayo de 2013
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De la investigación periodística a la novela negra y de allí al cine de acción sin contenido: Gangster Squad, de Paul Lieberman, es un best-seller sobre la guerra que tuvo lugar en Los Ángeles a finales de los cuarenta entre la mafia local y una pequeña banda parapolicial. El libro se basa en la indagación que realizó el mismo autor durante casi una década y publicó en su momento Los Ángeles Times como una serie de artículos. La historia narrada por el periodista inspiró a su vez la película homónima bajo la dirección de Ruben Fleischer con guión de Will Beall, que no es propiamente una adaptación cinematográfica, pues toma nada más lo indispensable de la fuente original para una aproximación al mejor cine de gángsters con la reproducción de todos sus estereotipos y clichés.
En 1949, Los Ángeles es gobernada por la mafia de «Mickey» Cohen (Sean Penn), un ex boxeador judío cuyo imperio abarca la trata de blancas, los estupefacientes y las apuestas, todo con la complicidad de la policía en general, así como de jueces y políticos corruptos, a quienes mantiene bajo control mediante sobornos y terror. John O’Mara (Josh Brolin) es un veterano de guerra que, ahora sargento de la policía, libra una solitaria lucha contra el crimen, hasta que su jefe, Chief Parker (Nick Nolte), le ordena desmantelar los negocios sucios de Cohen con una "guerra de guerrillas". Aconsejado por su esposa encinta (Mireille Enos), O’Mara recluta entonces al oficial Harris (Anthony Mackie), un negro uniformado que sabe usar la navaja, al detective Kennard (Robert Patrick), un vaquero viejo que donde pone el ojo pone la bala, y al experto en telecomunicaciones Keeler (Giovanni Ribisi), a quienes se les unen el detective Ramírez (Michael Peña), un latino que trabaja con Kennard, y el también sargento Wooters (Ryan Gosling), un cínico Casanova. El círculo del capo es presentado como un vulgar montón de matones. Entre ambos bandos está la vampiresa Faraday (Emma Stone), que lo mismo se acuesta con Wooters que con Cohen…
Antipático de por sí, con prótesis faciales, Penn sobreactúa tanto que su personaje resulta una caricatura grotesca. Gosling emite voz adolescente y, por su afectación, también resulta caricaturesco, a diferencia de Brolin, inspirado quizás en Eliot Ness, salvo algunas torpezas, y Patrick, con gran bigote al estilo tejano; la áspera personalidad del vaquero cumple con lo que se requería, pero en un papel menor, como el de Nolte. El talento actoral, en lo que podríamos llamar el síndrome de Batman, está desperdiciado; la química de un año antes entre Gosling y Stone (‘Loco y estúpido amor’), por ejemplo, parece incidental aquí.
La superficialidad de un guión que no profundiza en la sicología de nadie por apostar todos los recursos a la espectacularidad, explica el hecho de que si esta película tiene algún mérito sea su aspecto visual, desde la brillante ambientación de la época con una escenografía seductoramente iluminada y un impecable vestuario, entre otras cosas (los coches, por supuesto, reunidos en el diseño de producción), hasta los efectos especiales en las secuencias de acción, algunas de las cuales son alardes de virtuosismo técnico, como la persecución y el tiroteo desde coches en movimiento; apoyada en la intervención digital, la dirección de cámaras allí es magistral.
La banda sonora forma parte de la ambientación y, junto con la edición, contribuye a lograr un ritmo también disfrutable.
‘Brigada de élite’, como fue titulada en España, y ‘Fuerza antigángster’ en Hispanoamérica, tiene grandes similitudes con dos películas que, por lo demás, son muy superiores: ‘Gángster americano’, de Ridley Scott, y ‘Los Intocables’, de Brian De Palma. Tanto Gangster Squad como American Gangster están basadas en hechos reales y documentados por investigaciones periodísticas, además de comenzar con ejemplos brutales de la crueldad que son capaces de alcanzar sus respectivos villanos (continúo más abajo).
En 1949, Los Ángeles es gobernada por la mafia de «Mickey» Cohen (Sean Penn), un ex boxeador judío cuyo imperio abarca la trata de blancas, los estupefacientes y las apuestas, todo con la complicidad de la policía en general, así como de jueces y políticos corruptos, a quienes mantiene bajo control mediante sobornos y terror. John O’Mara (Josh Brolin) es un veterano de guerra que, ahora sargento de la policía, libra una solitaria lucha contra el crimen, hasta que su jefe, Chief Parker (Nick Nolte), le ordena desmantelar los negocios sucios de Cohen con una "guerra de guerrillas". Aconsejado por su esposa encinta (Mireille Enos), O’Mara recluta entonces al oficial Harris (Anthony Mackie), un negro uniformado que sabe usar la navaja, al detective Kennard (Robert Patrick), un vaquero viejo que donde pone el ojo pone la bala, y al experto en telecomunicaciones Keeler (Giovanni Ribisi), a quienes se les unen el detective Ramírez (Michael Peña), un latino que trabaja con Kennard, y el también sargento Wooters (Ryan Gosling), un cínico Casanova. El círculo del capo es presentado como un vulgar montón de matones. Entre ambos bandos está la vampiresa Faraday (Emma Stone), que lo mismo se acuesta con Wooters que con Cohen…
Antipático de por sí, con prótesis faciales, Penn sobreactúa tanto que su personaje resulta una caricatura grotesca. Gosling emite voz adolescente y, por su afectación, también resulta caricaturesco, a diferencia de Brolin, inspirado quizás en Eliot Ness, salvo algunas torpezas, y Patrick, con gran bigote al estilo tejano; la áspera personalidad del vaquero cumple con lo que se requería, pero en un papel menor, como el de Nolte. El talento actoral, en lo que podríamos llamar el síndrome de Batman, está desperdiciado; la química de un año antes entre Gosling y Stone (‘Loco y estúpido amor’), por ejemplo, parece incidental aquí.
La superficialidad de un guión que no profundiza en la sicología de nadie por apostar todos los recursos a la espectacularidad, explica el hecho de que si esta película tiene algún mérito sea su aspecto visual, desde la brillante ambientación de la época con una escenografía seductoramente iluminada y un impecable vestuario, entre otras cosas (los coches, por supuesto, reunidos en el diseño de producción), hasta los efectos especiales en las secuencias de acción, algunas de las cuales son alardes de virtuosismo técnico, como la persecución y el tiroteo desde coches en movimiento; apoyada en la intervención digital, la dirección de cámaras allí es magistral.
La banda sonora forma parte de la ambientación y, junto con la edición, contribuye a lograr un ritmo también disfrutable.
‘Brigada de élite’, como fue titulada en España, y ‘Fuerza antigángster’ en Hispanoamérica, tiene grandes similitudes con dos películas que, por lo demás, son muy superiores: ‘Gángster americano’, de Ridley Scott, y ‘Los Intocables’, de Brian De Palma. Tanto Gangster Squad como American Gangster están basadas en hechos reales y documentados por investigaciones periodísticas, además de comenzar con ejemplos brutales de la crueldad que son capaces de alcanzar sus respectivos villanos (continúo más abajo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En ambos casos, el héroe es un policía incorruptible a quien su jefe da luz verde para reunir a un grupo especial, con la diferencia de que la "fuerza antigángster" de Los Ángeles operó en secreto y al margen de la ley, mientras que la brigada antinarcóticos de Nueva Jersey fue pública e institucional. El contexto en ambos casos es una policía corrompida hasta la médula por su contacto con la mafia. Brolin actúa en las dos películas, primero como el agente policial más corrupto y criminal de Nueva York y después como el héroe de Los Ángeles; sus dos papeles son convincentes. En ambos casos, los capos terminan en la cárcel, aunque ‘Gángster americano’ tiene un epílogo sorprendente y decepcionante por su ambigüedad ética y moral. La principal diferencia es la época, pues los hechos ocurren desde finales de los sesenta hasta principios de los noventa en American Gangster. Otra gran diferencia es el guión, ambicioso y complejo en un caso, anodino y simple en el que nos ocupa.
Las similitudes con ‘Los intocables’ son demasiadas: el reclutamiento del equipo sucede en muchas películas y coincide aquí en levantar de la calle a un policía de a pie y conseguir a un personaje con menos cuerpo que cerebro (contador o experto en telecomunicaciones), que será asesinado; la primera misión contra la mafia es un fracaso; en un arranque de ira con impulso suicida, el héroe busca un enfrentamiento directo y personal con el villano en su guarida; el tiroteo final culmina en unas escaleras idénticas; los grupos son físicamente parecidos, en parte, por su cercanía cronológica: debido a la importancia del sombrero en las dos épocas, se repiten algunas actitudes corporales; el armamento es casi el mismo: pistolas, escopetas, ametralladoras… en Gangster Squad, granadas de mano.
Aquí vemos también influencia del western y guiños al cómic clásico, Tarantino y Siegel…
Abundan guiños en este recorrido por lugares comunes, como para un ejercicio de cinefilia sobre películas de gángsters: allí una frase de ‘El Padrino’, allá de Goodfellas (‘Uno de los nuestros’ o ‘Buenos muchachos’), también inspirada en hechos reales, y el vaquero acá me recuerda a Winstead (Stephen Lang), otro policía viejo y de rudo aspecto, jefe de los Rangers de Texas que se unieron a la cacería de John Dillinger y su banda en ‘Enemigos públicos’, de Michael Mann, basada en hechos reales.
El estreno de ‘Fuerza antigángster’ o ‘Brigada de élite’ estaba programado para septiembre de 2012, pero debido a la masacre ocurrida en julio durante la premier de ‘Batman 3’, en Denver, Colorado, el estreno fue pospuesto para enero de 2013, pues la cinta de Fleischer contenía una secuencia de senda masacre al interior de un cine, que fue suprimida, lo cual obligó a rodar en agosto una secuencia suplente. Originalmente, la tragedia ocurría en el Teatro Chino de Grauman, donde los hampones disparaban con ametralladoras a los espectadores a través de la pantalla. En la segunda versión tiene lugar un tiroteo en el Barrio Chino y, aunque no conocemos la secuencia original, podemos decir que la segunda es fallida, pues no transmite la sensación de un desastre; dedica unos cuantos segundos a las víctimas colaterales, que fueron suficientes para que los medios de comunicación exigieran la renuncia del jefe de la policía y la identidad de la "fuerza antigángster".
Cohen fue recibido en la cárcel por sus colegas con un golpe de metal que lo mató, y la mafia nunca logró afianzarse en Los Ángeles; por algo será, dice al final O’Mara en resumidas cuentas y su moralizador soliloquio sobre el deber entra en contradicción con una escena simultánea en la que Wooters y Faraday pasean al perro del capo, lo cual puede interpretarse como una moraleja inmoral: si bien no hay gloria para los héroes anónimos, algunos son premiados con una especie de botín, en este caso, la mujer del villano y, por si fuera poco, hasta el perro.
Si algo aporta Gangster Squad, por último, es una dosis agradecible de humor blanco y negro.
Las similitudes con ‘Los intocables’ son demasiadas: el reclutamiento del equipo sucede en muchas películas y coincide aquí en levantar de la calle a un policía de a pie y conseguir a un personaje con menos cuerpo que cerebro (contador o experto en telecomunicaciones), que será asesinado; la primera misión contra la mafia es un fracaso; en un arranque de ira con impulso suicida, el héroe busca un enfrentamiento directo y personal con el villano en su guarida; el tiroteo final culmina en unas escaleras idénticas; los grupos son físicamente parecidos, en parte, por su cercanía cronológica: debido a la importancia del sombrero en las dos épocas, se repiten algunas actitudes corporales; el armamento es casi el mismo: pistolas, escopetas, ametralladoras… en Gangster Squad, granadas de mano.
Aquí vemos también influencia del western y guiños al cómic clásico, Tarantino y Siegel…
Abundan guiños en este recorrido por lugares comunes, como para un ejercicio de cinefilia sobre películas de gángsters: allí una frase de ‘El Padrino’, allá de Goodfellas (‘Uno de los nuestros’ o ‘Buenos muchachos’), también inspirada en hechos reales, y el vaquero acá me recuerda a Winstead (Stephen Lang), otro policía viejo y de rudo aspecto, jefe de los Rangers de Texas que se unieron a la cacería de John Dillinger y su banda en ‘Enemigos públicos’, de Michael Mann, basada en hechos reales.
El estreno de ‘Fuerza antigángster’ o ‘Brigada de élite’ estaba programado para septiembre de 2012, pero debido a la masacre ocurrida en julio durante la premier de ‘Batman 3’, en Denver, Colorado, el estreno fue pospuesto para enero de 2013, pues la cinta de Fleischer contenía una secuencia de senda masacre al interior de un cine, que fue suprimida, lo cual obligó a rodar en agosto una secuencia suplente. Originalmente, la tragedia ocurría en el Teatro Chino de Grauman, donde los hampones disparaban con ametralladoras a los espectadores a través de la pantalla. En la segunda versión tiene lugar un tiroteo en el Barrio Chino y, aunque no conocemos la secuencia original, podemos decir que la segunda es fallida, pues no transmite la sensación de un desastre; dedica unos cuantos segundos a las víctimas colaterales, que fueron suficientes para que los medios de comunicación exigieran la renuncia del jefe de la policía y la identidad de la "fuerza antigángster".
Cohen fue recibido en la cárcel por sus colegas con un golpe de metal que lo mató, y la mafia nunca logró afianzarse en Los Ángeles; por algo será, dice al final O’Mara en resumidas cuentas y su moralizador soliloquio sobre el deber entra en contradicción con una escena simultánea en la que Wooters y Faraday pasean al perro del capo, lo cual puede interpretarse como una moraleja inmoral: si bien no hay gloria para los héroes anónimos, algunos son premiados con una especie de botín, en este caso, la mujer del villano y, por si fuera poco, hasta el perro.
Si algo aporta Gangster Squad, por último, es una dosis agradecible de humor blanco y negro.