Su mayor logro es partir de la base de una exposición ficticia de unos hechos muy creíble y realista, nos vemos en cada pequeño problema, en sus pequeñas trabas diarias, en sus miedos internos y en sus inconfesables secretos... La resolución de ellos es donde pierde cierto verismo, pero el humor y socarronería lo hacen llevadero, divertido y agradable, sin más ni menos ingredientes. Reparto adecuado, equilibrado y vivaz... Candela Peña engancha e hipnotiza, y Raúl Arévalo no defrauda. La ambientación es reconfortante, aunque no llega al punto que se debía esperar siendo un actor importante de la trama, su helada intromisión no llega al espectador, al igual que la fotografía nos quedamos sin ese apoyo visual.