La opulencia de la trama, lo predecible de la historia, la pomposidad de la acción y los ecos de unos estereotipos más que predecibles se unen en la paradoja de los contraespejos, como una ironía perfectamente engarzada. Trama trepidante, acción a destajo, personajes hechos a medida (sin menospreciar la correcta interpretación) y sangre, nobleza y balas a destajo. Como si se tratase de una vuelta más de tuerca, menos por menos es más, la ambientación y la historia son encuadradas en una perfecta fotografía, aunque los personajes carecen de profundidad, nos lo presentan de forma correcta y evolutiva... no hay carrera, pero si viene con curvas, y todo aderezado con el mareante mundo de las balas por doquier. Entretenida, vibrante y permisiva.