No se puede decir que John Woo no sea cine de autor, aun siendo un cine de autor con claros tintes comerciales a lo que nos tiene acostumbrados. En este caso, se adentra en una bastante digna película de luchas internas en el imperio de China.

Tras un principio marca de su casa, consistente en un conjunto de escenas e imágenes rápidas que me dan la sensación de estar abofeteándome con ellas, quizá porque al cineasta no sabe cómo empezar las películas, y por ello pasa por el principio lo más rápidamente posible, nos vamos adentrando en una película que alterna partes lentas, muy lentas y de regodeo con el paisaje o de las relaciones entre los personajes, con otras escenas muy rápidas de acción, que una vez más siguen siendo marca de su casa.

Porque si bien creo que Woo es un competente coreógrafo de escenas de acción, la falta de lirismo y de tinte fantástico-poético de otras películas como Hero (2002, Zhang Yimou) y cierta cesión al espectáculo circense en los combates de los héroes convierte esta película para mí en un título historicista comercial cuando podría haber sido algo mucho más serio, sobre todo contemplando las brillantes interpretaciones de muchos de sus actores, salvo quizá el personaje de Zhuge Liang, toda la película con una sonrisa de lelo en la cara que intenta hacernos creer que es de inteligente.

El montaje alternativo para occidente, que en el original eran dos películas, se condensa en una película larga pero que no se hace pesada, aunque en determinados momentos se hace patente que falta material que termine de explicarlo todo.

Fotografía preciosa, cuidado vestuario, en suma una película interesante que bajo mi punto de vista habría ganado enteros con otro director menos hollywoodiense y más interesado en proporcionar un punto más realista en las escenas de acción.