Vi ayer esta película de 1945 dirigida por Michael Curtiz (Casablanca) y espléndidamente interpretada por una Joan Crawford en su mejor momento (este papel le valdría el Oscar de la academia de Hollywood). Me pareció una magnífica película, mezcla de cine negro y melodrama. Los enfoques, la fotografía en blanco y negro con grandes contrastes de luces y sombras (Ernest Haller) y un ambiente nocturno que sostiene el clima dramático del film, las interpretaciones significadas de todos los personajes, destacando, además de Joan Crawford, su hija Ann Blith, muchacha ambiciosa y sin escrúpulos ante una abnegada madre (la Crawford) que lucha, trabaja con tesón e incluso contrae matrimonio con un vividor a quien no ama, por ella.

La trama se extiende en forma de un flashback que prácticamente dura toda la película y que nos cuenta la vida de la protagonista, mujer emprendedora volcada en satisfacer las demandas y caprichos de su hija Veda, una joven consentida, en extremo caprichosa y con tintes de mujer fatal. Finalmente es ella, Veda, la autora del asesinato que da origen al film.

Para mí una película muy recomendable, un clásico de la época con un mensaje de vida y un tinte pedagógico sobre cómo hay que educar a los hijos.