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España España · Granada
Voto de Kikivall:
3
Acción Dos hermanos gemelos fueron separados al nacer cuando sus padres fueron asesinados por criminales. Chad fue criado en París y Alex se convirtió en un insignificante ladrón en Hong Kong. Ambos han crecido sin conocer la existencia del otro y se han convertido en expertos en combate. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2014
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este film de acción y mucha violencia, dos hermanos gemelos se encuentran tras veinticinco años separados, pues al nacer sus padres fueron asesinados por unos criminales de la mafia china por intereses económicos. Uno de ellos, Chad, fue criado en París con un tutor, y Alex vivió en Hong Kong donde hace robos de tres al cuarto, de coches de lujo, etc. El asunto es que ambos desconocían la existencia del otro y coincidentemente, ambos se han convertido en expertos luchadores de karate y otras artes marciales en el tiempo que estuvieron separados. Por lo tanto no sólo son iguales físicamente, sino que ambos pueden golpear a diestro y siniestro con toda la técnica del mundo, tal vez por eso se llama “doble impacto” (Double Impact).

Se trata de una más que mediocre película dirigida por Sheldon Lettich, con pésimo guión del propio Lettich junto al actor de la cinta Jean-Claude Van Damme. Música ad hoc de Arthur Kempel y una fotografía decente de Richard H. Kline.

La película carga sobre las espaldas del atlético pero mal actor, Jean-Claude Van Damme, quien por ser de Bruselas (Bélgica) y por su físico es apodado como "The Muscles from Brussels" (Los Músculos de Bruselas). Se trata por tanto de un actor atlético, experto en kárate y ballet, etc., y que triunfó como estrella de acción con Frank Dux en “Contacto sangriento” de 1988. Y siempre hizo este tipo de cintas de golpes a troche y moche. Entonces lo que cabe decir es que si alguien quiere pasar casi dos horas de mamporrazos, tiros sin fin, alguna escenita de sexo y autos triturados, amén de ganar los buenos y quedar los malos hechos papilla, pues está en su derecho. Yo confieso que la vi entera; pero llegando al final, tuve una sensación un tanto oscura de haber estado perdiendo el tiempo soberanamente, pues que a mí me gusta el cine, siempre y cuando sea de cierta calidad.
Kikivall
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