Dice el crítico del New York Times que la única virtud de esta película es recordarnos lo buena que es la primera parte. Yo, por mi parte, espero que ese tipo arda en el infierno.

En El Padrino. Parte II. se encuentran los mejores momentos de la historia del cine: Los de Michael Corleone y sus circunstancias.

Son tan buenos que liantes como Malick, Tarkovsky y todos los espiritualistas quedan a la altura del betún.

Lo cierto es que El Padrino. Parte I. completa y la parte de Robert de Niro de El Padrino. Parte II. parecen un tebeo de la mafia en comparación con la historia de Michael (en la segunda película).

Toda la vida de Vito de joven (El Padrino. Parte II.) y de viejo (El Padrino. Parte I.) quedaría muy bien en un tebeo, está llena de aventuras: robos de alfombras, el amor (a la antigua) de una mujer, tiroteos, traiciones, los jefes de regimiento y sus bromas, su ascenso, el barrio italiano y su colorido, la compañía de aceite. También es de tebeo la vida del Michael Corleone joven, con su estancia en Sicilia, su enamoramiento repentino.

En resumen, repito: Todo El Padrino. Parte I. y la parte de Vito de El Padrino. Parte II. da para un tebeo de aventuras. Y si nos quedamos con el envoltorio, alguien podría pensar que el Michael adulto da también para un género menor, pero costaría mucho trasladarlo de forma fidedigna. ¿Roth con sus continuos ataques de corazón reales o fingidos? ¿Roth, un anciano con sus problemas de próstata? Roth es, digámoslo, Mefistófeles, pero Coppola y Puzo dieron con alguien peor: Michael. Y ese es un caso único en la historia del cine. Michael quiere a su familia (Ummm, o no), pero pesa más un estúpido código que hace la función de Ate, entendida aquí como en Ayax de Sófocles, como ceguera, pero sin Némesis que la compense y sin quitar la claridad. En este punto esta película ya es una tragedia, Michael tiene personas a su alrededor, algunas de las cuales, guardan lazos familiares. Tom ya no es su hermano y consejero (“¿Le has comprado algo a mi hijo?” “Claro, Michael, por supuesto” “Pues a ver que me entere yo de lo que es”). Esto dicho en un tono amenazante en el que el amor no se vislumbra por ninguna parte. El resto de la escena es un horror. ("¿Era un varón? ¿Por qué no me respondes nunca a lo que te pregunto? ¿Era un varón?").

Su mujer lo deja claro desde el principio: “En estos momentos soy incapaz de sentir ningún amor por ti”. Y le cuenta. ("No fue un aborto natural". "Maté a tu hijo, Michael"). Y creemos que va a saltar sobre ella y la va a matar. Recordemos que en El Padrino. Parte III. ella sigue teniéndole miedo. Es una de las cosas que merecen la pena de El Padrino. Parte III., ese sentimiento de miedo que, junto al amor, perdura en el tiempo.

No quiero extenderme más. Pierdo fuelle. Con la única que se permite cierta ternura es “con la hermana pródiga”. Todo lo demás (La tragedia griega, etc., está muy hablado, también lo que yo escrito, pero me apetecía decirlo una vez más sin miedo a calificar los minutos de Michael Corleone y sus circunstancias como los mejores de la historia del cine. Jamás me canso de ver esa parte de El Padrino. Parte II. saltándome todo lo que se refiere a Vito Corleone). Y entre las circunstancias de Michael necesitaríamos escribir un libro de Fredo Corleone. Todo el mal que Fredo hizo a lo largo de su vida fue por debilidad. Fredo, al que su madre le decía que no era hijo suyo, que era hijo de unos gitanos, Fredo, su primogénito. Bienaventurado seas, John Cazale.

Le he puesto un 10 a El Padrino. Parte II. por la parte de Michael Corleone. ¿Se puede poner un 10 a una película por una parte? Por supuesto, si esa parte es lo mejor que se ha rodado en la historia y algo que veo continuamente.

P.S. Y Hyman Roth, que no preguntó quién dio la orden y Frank Pentangeli (qué apellido más hermoso).