Incendies cuenta con alguna secuencia bastante bien rodada y un atinado director de casting, que consigue que las actrices que interpretan a la madre y a la hija se parezcan tanto que te líes entre las dos. Acertar a diferenciarlas es lo que te mantiene entretenido y despierto. Que si no, de qué.

Más que un drama, es un culebrón. Absurdo y rocambolesco. Y mal rollista a más no poder. Si me vais a contar penas, por lo menos que me las crea.

Toda la trama es tan forzada y ortopédica, que fui capaz de predecir el desenlace, ese mismo que ha flipado a todo el mundo. Y lo predije porque tengo ya callos en los ojos de ver películas de trama forzada y ortopédica. Cuando constaté que, efectivamente, mis peores temores se hacían realidad, me entraron ganas de apagar la tele a martillazos.

Ya sé que los dramas intensos sobre injusticias sociales están muy bien considerados, pero algunos no son más que basura, y lo mejor que se puede hacer con la basura es quemarla, porque sino apesta. Pues esta peli apesta. ¡Que la quemen!