Aunque no soy amigo de ver películas románticas, una inoportuna ciática que me ha tenido varios días imposibilitado en casa y aburrido ya de tanto internet (no veo la tele), veo esta peli, que se la había comprado mi mujer, y me digo: "Hombre, Kirk Douglas y Mathau, no puede ser mala" y me pongo a verla sin muchas esperanzas. Y al final de los 120 minutos exclamo: "Ya no se hacen cosas así".

Una historia de adulterio que hoy día hubiera supuesto mil excusas para escenas de cama y que solo transcurre con la espalda de Kim Novak como lo más excitante, es capaz de mantenerme despierto e interesado. ¡Una simple historia de adulterio!

Y todo se debe a una espléndida puesta en escena, a unos actores de los que ya no hay y a una intriga especial. El director juega con los sentimientos del espectador que no sabe, en ningún momento, a qué carta quedarse. Cada escena está medida, cada palabra del diálogo está perfectamente calculada y colocada en su sitio. No sobra nada. No falta nada.

El tema principal de la película es el adulterio, la madre de la protagonista fue adúltera y su hija no se lo perdona, la misma protagonista fue violada (eso dice ella) por un desconocido pero el arquitecto le deja bien claro que ella quería....y ahora , otro adulterio. Sí, muy enamorados, pero adulterio.

Y, pese a que hoy día, el adulterio es una minucia, la película no está anticuada.

Y aunque el final es previsible, tengo la intriga de saber de qué manera lo resuelve el director: muy bien.

Se te queda un buen sabor de boca y, lo que yo digo siempre, si una película te tiene sentado dos horas a la butaca sin removerte, y encima con ciática......es que es buena.