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168,280
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
25 de enero de 2010
25 de enero de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que no pude haber tenido un mejor inicio de año y de década tras asistir a la exhibición de Avatar podría sonar exagerado, pero no lo es. Realmente lo que pude presenciar al igual que millones de espectadores alrededor del mundo es sencillamente maravilloso.
Esta película es muchísimo más que un mero fenómeno comercial. Si bien tenía mis serias dudas acerca de todo el proyecto por el tremendo ruido publicitario que se hizo en torno a su lanzamiento, a 30 segundos de comenzar la función se despejaron absolutamente. Estaba frente a algo serio y que dejaría una huella indeleble en las retinas de toda una generación o de varias.
No soy un espectador nada fácil de conformar, cinéfilo de toda la vida y con unos cuantos festivales de cine en mi historial, ya a los 6, 7 u 8 años tuve el privilegio -como todo infante contemporáneo- de disfrutar ya sea proyectado en súper 8 en cada fiestita de cumpleaños de mis amigos o el mío propio, o en el cine de barrio o de pueblo, mega películas que lo cambiaron todo, como Star Wars, Alien...
¿Y quién no tuvo un muñequito de plástico de algún personaje de Star Wars o no se impresionó cuando entre los chirridos del proyector casero y en la pared de tu propia casa a un tipo le salía un alien de la panza y se escapaba corriendo, quizás entre los pies de tus amiguitos que miraban azorados y sentados en el piso un rato antes de pedir los tres deseos y cortar la torta? Imagínense qué hubiera sido de nuestra infancia sin alguno de aquellos detalles agigantados por su vigencia.
Eso amigos, me animo a decir que es lo que emula esta grandísima Avatar. Eso fue lo que sentí al ingresar a ese mundo recreado hasta el más microscópico detalle en sublime perfección que quita el aliento. Me sentí nuevamente aquel niño que presenciaba algo totalmente nuevo, fascinante, impensado, un nuevo mundo, ¿el futuro?
Gigante por el cambio técnico que francamente deslumbra en su concepción 3D estereoscópica de última generación, los rostros, movimientos y gestos humanísimos de los humanoides animados como jamás antes, conforman una experiencia sensorial que merece ser vivida, repetida, y recomendada fehacientemente, diría con insistencia.
¿Los escenarios del film? Para hacer honor a tal belleza debería exigir la adjetivación del castellano a un límite poco tolerable, directamente tendría que hacer estallar el diccionario, como esta película lo hace con formas, texturas y colores, siempre remitiendo a diseños y reminiscencias naturales, en exquisitos y sutiles patrones y homenajes. Como por ejemplo el insecto o dragoncillo que por unos segundos vuela imitando el antecesor del helicóptero bosquejado por el genial Leonardo Da Vinci, o a flores de soberbio atractivo y concepción, vegetación y follaje exuberante que no les miento, salen de la pantalla en todo momento para prácticamente acariciarte.
¿Habrán sentido algo parecido los primeros espectadores en las funciones de los Lumiere?
Esta película es muchísimo más que un mero fenómeno comercial. Si bien tenía mis serias dudas acerca de todo el proyecto por el tremendo ruido publicitario que se hizo en torno a su lanzamiento, a 30 segundos de comenzar la función se despejaron absolutamente. Estaba frente a algo serio y que dejaría una huella indeleble en las retinas de toda una generación o de varias.
No soy un espectador nada fácil de conformar, cinéfilo de toda la vida y con unos cuantos festivales de cine en mi historial, ya a los 6, 7 u 8 años tuve el privilegio -como todo infante contemporáneo- de disfrutar ya sea proyectado en súper 8 en cada fiestita de cumpleaños de mis amigos o el mío propio, o en el cine de barrio o de pueblo, mega películas que lo cambiaron todo, como Star Wars, Alien...
¿Y quién no tuvo un muñequito de plástico de algún personaje de Star Wars o no se impresionó cuando entre los chirridos del proyector casero y en la pared de tu propia casa a un tipo le salía un alien de la panza y se escapaba corriendo, quizás entre los pies de tus amiguitos que miraban azorados y sentados en el piso un rato antes de pedir los tres deseos y cortar la torta? Imagínense qué hubiera sido de nuestra infancia sin alguno de aquellos detalles agigantados por su vigencia.
Eso amigos, me animo a decir que es lo que emula esta grandísima Avatar. Eso fue lo que sentí al ingresar a ese mundo recreado hasta el más microscópico detalle en sublime perfección que quita el aliento. Me sentí nuevamente aquel niño que presenciaba algo totalmente nuevo, fascinante, impensado, un nuevo mundo, ¿el futuro?
Gigante por el cambio técnico que francamente deslumbra en su concepción 3D estereoscópica de última generación, los rostros, movimientos y gestos humanísimos de los humanoides animados como jamás antes, conforman una experiencia sensorial que merece ser vivida, repetida, y recomendada fehacientemente, diría con insistencia.
¿Los escenarios del film? Para hacer honor a tal belleza debería exigir la adjetivación del castellano a un límite poco tolerable, directamente tendría que hacer estallar el diccionario, como esta película lo hace con formas, texturas y colores, siempre remitiendo a diseños y reminiscencias naturales, en exquisitos y sutiles patrones y homenajes. Como por ejemplo el insecto o dragoncillo que por unos segundos vuela imitando el antecesor del helicóptero bosquejado por el genial Leonardo Da Vinci, o a flores de soberbio atractivo y concepción, vegetación y follaje exuberante que no les miento, salen de la pantalla en todo momento para prácticamente acariciarte.
¿Habrán sentido algo parecido los primeros espectadores en las funciones de los Lumiere?