Mira que lo he dicho veces, y nunca me cansaré de repetirlo. Las películas de terror de los años 80 son mucho mejores que las del nuevo milenio.

En este caso, el "anzuelo" en cuestión es el actor Jon Bon Jovi, (y lo de actor entre comillas), un músico caído en desgracia, (a pesar de que su música no estaba nada mal, ¡ojo, no me malinterpreten!), y que no aporta nada a este desdichado engendro de... ¿terror?..., ¡pero si te mueres de la risa de lo mal hecha que está!.

Los actores del film, que no suelen ser vistos en grandes producciones, lo único que saben hacer es enseñarnos sus cuerpos serranos sin importarles demasiado sus propios papeles de interpretación.

Lo dicho, un bodrio de padre y muy señor mío, donde la productora/distribuidora/exhibidora "UNIVERSAL", no ha querido saber nada de ella en España y se la ha dado a "VÉRTIGO", una distribuidora de cine independiente madrileña que es conocida por estrenar én nuestro país títulos mucho más interesantes, curiosos y relevantes que esta bazofia norteamericana, que roza por momentos la idiotez más pretenciosa e inimaginable posible.