No es una película demasiado al uso de entre las que acometía Tony Scott. Tiene algo de Fanático, sí, y otro poco de El último Boy Scout, por ejemplo; y no llega el nivel de Top Gun, dirían ellas. Pero se deja ver y se disfruta un tanto, si es que no tiene uno ni la visión ni la mente de Max Planck.
Como bien ha dicho un visionario del foro, espléndido como suele, Denzel hace de Washington, y los secundarios, de secundarios. A este respecto es de señalar, por abundar, que cuando tipos como Adam Goldberg o Val Kilmer aceptan encargos como este, es que el declive ha comenzado hace tiempo. Hace cuatro días y medio, cuando menos.
Hay zonas apetecibles, en la DÉJÀ VU de Scott. Hay zonas menos apetecibles, zonas flojas y zonas, como aquella que habitaba Christopher Walken en la cinta de Cronenberg, muertas. Mas, como historia de viajecillos usando de agujeros de gusano, está por detrás de Contact, por ejemplo, e infinitamente detrás de las de Regreso al futuro.