Desde ya la mejor película de peleas que he visto: el montaje es estupendo, artesanal y auténtico, nada que ver con la chapuza que solo vende humo y no muestra nada que se hace en buena parte de las películas de hoy día, que luego muchas ni siquiera resultan ser de pelea sino melodramas con ínfulas. Las facciones de Charles Bronson son las de un hombre duro pero bueno, transmiten fortaleza e impasibilidad, una hombría auténtica, que es ajena a la corrupción y al proceder inmoral. De lo que llevo visto de él me parece su mejor caracterización dramática, que otros papeles (los de thriller urbano género por el que alcanzó la fama, y en el que cumple con el perfil sobradamente: la mayoría son buenas películas) no le permiten desplegar. Aquí te das cuenta de que un actor y no solo estrella de cine, de primera categoría que conmueve e impresiona (y sino fijaros en la escena en la cafetería en la que aborda a la atractiva Jill Ireland, -su pareja en la vida real-). Yo lo hubiera nominado al Oscar.

James Coburn ('La cruz de hierro') da vida a un personaje de lengua descontrolada y de proceder inoportuno, así como de poca fuerza de voluntad, que sucumbe a su debilidad, que son las apuestas. A lo largo de su carrera tiene perfiles más elevados.