Ya lo sospechaba y se ha confirmado. Todavía me duele el bolsillo por los siete euros con cincuenta que he pagado por ver este «Amazing Spider-Man». De verdad: ¿para cuándo una bajada de precios en el cine? Que yo sepa, el hurto está tipificado como delito.

Se veía venir que no iba a añadir nada a la anterior saga de Sam Raimi, y desde luego se sospechaba que no podría mejorarla. A mi sus películas de «Spider-Man» siempre me han parecido bastante aceptables, así que esta ¿para qué se ha hecho? La única explicación que le encuentro es el afán de recaudar dinero y de explotar una franquicia de éxito. Ya sé que no debería compararlas, pero es que ella misma se lo ha buscado.

Innecesaria desde todos los puntos de vista, el «Amazing Spider-Man» resulta aburrida y redundante por momentos, sobre todo cuando ya has visto las otras películas y te sabes los puntos culminantes de la historia. Entonces te das cuenta de que Sam Raimi le supo dar a la trama una consistencia y una emoción que Marc Webb no consigue, convirtiéndose esta nueva adaptación en un producto más hecho por y para el ingenio tecnológico y el 3-D.

Para empezar, la relación amorosa es sosísima. Yo cada vez que veía a Gwen, recordaba el cabello rojo y los ojos tristes de Kirsten Dunst como Mary Jane, objeto de devoción de un Peter Parker que con una sóla mirada de Tobey Maguire transmitía más amor que cualquier beso acaramelado entre Andrew Garfield y Emma Stone. Además, no es posible que un tipo tan pardillo como pretende ser Peter, haga skateboard y encima se ligue a la chica en cuestión de minutos.

Como héroe, en fin, un poco payaso y bastante niñato. Aunque eso es lo de menos. Lo importante es que todos sus conflictos pasan como de puntillas, sin convicción, más entretenido en dar saltos por la ciudad que por convertirse en un hombre de provecho. ¿Qué pasa, por ejemplo, con el tipo de la estrella en la muñeca? ¿Qué pasa con el diálogo que mantiene con el capitán de la policía? ¿Le hace pensar, reflexionar, mejorar? ¿Qué valor tiene el mensaje de su tío Ben? Mi sensación es de extrema superficialidad, tanta que al final todo te resbala y los bostezos empiezan a surgir.

Sin embargo no llega a ser un desperdicio total, aunque sí es perfectamente prescindible. A destacar un reparto de rostros conocidos, como el de Martin Sheen o Sally Ifans, y una banda sonora interesante.

Más no hay.