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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Animación. Comedia. Musical. Infantil Comedia familiar que narra la historia de unos pingüinos en la Antártida. Para atraer a su pareja los pingüinos deben entonar una canción, pero uno de ellos no sabe cantar, pero es un gran bailarín de claqué. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he tenido sentimientos encontrados en relación a «Happy Feet» así que dispuesta a aclarar mis ideas he vuelto a ver la película y me parece que he llegado a la conclusión definitiva.

Personalmente prefiero la soberbia «Happy Feet 2», pero esta primera entrega que deslumbró hasta el punto de ganar el Oscar tampoco está mal. Si algo la caracteriza es por su irregularidad. Es decir, que la película va de menos a más sin que uno siquiera se dé cuenta del giro que poco a poco se va produciendo en la historia. Lo que parece una simple película de animales outsiders, el especial de turno que tiene la oposición de todo el mundo, se convierte en una de las películas que más cruel y bellamente trata el daño a la naturaleza y su ecosistema.

Así, la película se divide como en dos partes. La primera gira en torno a cómo el protagonista Mumble tiene la particular afición de bailar en vez de cantar, lo que le diferencia del resto y provoca la oposición de todos y en especial de la comunidad religiosa que dan a entender que gobierna la nación de los pingüinos emperadores. Todo este planteamiento me parece un poco gratuito y a la larga sin sentido, porque en un momento dado se verá que los pingüinos bailan super bien, así que te hace pensar que en el fondo bailar «sí que es propio» de pingüinos, no al revés, como asegura el padre de Mumble.

Esta problemática desembocará en un viaje de Mumble por el hielo ártico que es impresionante. Es aquí donde empieza la buena película, la que la hace sobresalir. Las historias de viajes, de búsquedas, tienen un simbolismo muy fuerte y si se hacen bien los resultados pueden ser espectaculares. George Miller aborda el drama sin titubeos y con ello creo que romperá el corazón a más de un niño y de un adulto (me incluyo), en un último tramo realmente bueno. Sin duda el final es bastante fantástico pero también inesperado y original. Secundarios como el Doctor Amor y Ramón funcionan, pero lo que no entiendo es por qué hay tantos pingüinos en el grupo de Ramón cuando ni siquiera sabemos sus nombres; con dos hubiera sido más que suficiente.

Un canto a la naturaleza agradable, más serio de lo que pueda creerse, y con un Mumble polluelo preciosísimo. Bien.
Kaori
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