Comedia romántica del año cuarenta y uno. Bien. Protagonizada por Barbara Stanwyck y Gary Cooper. Estupendo. Director: Howard Hawks. Mal empezamos. Guion: Billy Wilder. Ya está, la hemos fastidiado. Este fue mi proceso mental y me hubiera encantado equivocarme y que «Bola de fuego» me enamorara, pero por desgracia no ha sido así. Para otros, la intervención de Hawks y Wilder es sinónimo de calidad pero para mí, seré yo la loca, es sinónimo de todo lo contrario. Y así ha sido.

«Bola de fuego» es un aburrimiento de película sin un gramo de gracia o de humor por mucho que lo intente por todos los medios posibles, como si una panda de sabios sesentones fueran divertidísimos de por sí. No lo son. A mí me resultan incluso pesados, repipis, y tampoco me parece que esté justificado que todos beban los vientos en un sentido platónico del término por la protagonista, que de acuerdo en que la Stanwyck tiene mucho sex appeal, pero su personaje no es nada espectacular. Es decir, que mujeres como ella, o mejores, hay muchas, así que si esta es la que les gusta parece que tiene más que ver con que es la primera que han conocido y les ha mirado que por motivos realmente serios y profundos.

Todo esto podría pasarse por alto si «Bola de fuego» fuera amena, ingeniosa, romántica, pero nada de eso. Desde los primeros minutos la película no fluye de manera natural sino que se muestra torpe, chirriante y forzada. Una obra totalmente trasnochada, en definitiva.

Y esto tiene un ocho de nota media... Madre mía.