Guillermo del Toro produce, cosa que se nota, y Andrés Muschietti dirige una nueva incursión en el género de fantasmas. «Mamá» no es una gran película de terror, pero sí es una película interesante.

Su mayor problema es paradójicamente que quiere dar miedo cuando «Mamá» no va de eso, no es un una historia de terror, sino un drama familiar, o maternal si nos ponemos puritas. Desde el planteamiento de la película, con ese padre homicida y el abandono de las niñas, nos metemos en la historia, no por sus componentes paranormales, sino por todo lo contrario: por lo que tiene de normal. La tragedia de Victoria y de Lilly es algo de lo que no podemos despegarnos durante los cien minutos que dura la cinta. Es ese drama lo que de verdad nos aterra: la soledad, la taras psicológicas, unas vidas inocentes, puras, destruidas quizá para siempre.

Y no queremos ver a «mamá», no nos interesa ese ente celoso con el duro cariño de las madres sobreprotectoras y dominantes; no queremos saber de ella, no nos interesa su «injusticia» ni su vida. Queremos que Lilly encuentre una verdadera madre, que sonría, que hable, que se ponga de pie, que duerma en una cama y no en el suelo; queremos que tenga un futuro, que se deje acunar por los brazos cálidos de una mujer de carne y hueso que le calienta las manos frías y que la puñetera «mamá» fantasma se vaya con sus neuras a otra parte. De hecho, si planteamos esta película con una «mamá» real, viva, podría haber sido escalofriante sin cambiar mucho las cosas y creo yo que la historia hubiera desarrollado su verdadero potencial.

Es todo lo que envuelve el drama de estas niñas y su relación con Annabel lo que supone el gran aliciente de «Mamá». Jessica Chastain de rockera es la madre adoptiva a la fuerza que terminará encontrando en ella un instinto maternal necesario y conmovedor; ojo a la escena del «duerme, Annabel, duerme», preciosa. El tío Lucas de Nicolaj Coster-Waldau se pierde como a mitad de película, este personaje aporta más bien poco, porque realmente la historia trata de la maternidad más que de la paternidad, de las mujeres más que de los hombres.

Aparte de lo dicho, como película terror puede dar algún repullo o mal rollo, sobre todo cuando Lilly se mueve como un animalillo a cuatro patas, postura que nos produce malas sensaciones, pero nada más. El final no me ha gustado.

No esperes pasar miedo, pero sí emocionarte.