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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Terror Los demonólogos Ed y Lorraine Warren están decididos a evitar que Annabelle cause más estragos, así que llevan a la muñeca poseída a la sala de objetos bajo llave que tienen en su casa. La colocan "a salvo" en una vitrina sagrada bendecida por un sacerdote. Pero una terrorífica noche nada santa, Annabelle despierta a los espíritus malignos de la habitación, que se fijan en nuevos objetivos: la hija de diez años de los Warren, Judy, su ... [+]
22 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y tocaba algo de miedo, pero de nuevo el miedo se quedó en mis deseos.

La secuela número doscientos treinta y cinco de «Annabelle» nos dice en su título que vuelve a casa, lo que sigo sin entender. De hecho, el mecanismo paranormal de esta muñeca es incomprensible: resulta que es un faro para los entes, que la utilizan no sé para qué, en realidad para nada. Pero si esto es así, entonces la muñeca no es lo que debería dar miedo sino los fantasmas que aparecen con su llamada. Pensando en esto, se me ocurrió una idea que creo interesante: que si ves a la muñeca, mueres por el mal asociado a ella. Entonces sí que sería terrible que Annabelle apareciese en tu cama, no como ahora, que hasta la puedes coger de un brazo y guardarla sin ningún problema...

Como ya dije en «Malasaña 32», estos fantasmas caen en el mismo error de siempre: que no hacen nada. Se supone que son muy malignos pero es que otra vez vemos que no actúan como tal. Las entidades que van apareciendo en un ejercicio de sobrexposición y sobreabundancia de fantasmas se dedican, siguiendo la línea habitual, a darte el repullo, a jugar al escondite, a avisarte. La niña hasta se escapa de un demonio que aparece en su cama..., vaya chiste de tipo. Así no impresiona a nadie.

Luego si nos fijamos en la trama en sí, pues hay que decir que las tres protagonistas son tres petardas que están cada una en su parcela de realidad sin comunicarse entre ellas y sin crear una idea de grupo que llame al nerviosismo, a la sugestión. Esto puede parecer una tontería, pero hay que tenerlo en cuenta. No por estar sola en un pasillo oscuro vas a sentir más miedo si antes no has creado el ambiente, y ese ambiente se tiene que crear a través del comportamiento y actitud de los personajes, entre otras cosas.

No me parece mal la idea del terror en lo cotidiano, pero es difícil de lograr y Dauberman no lo consigue.
Kaori
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