Idea: voy a hacer una historia para niños y niñas de insectos gigantes. Bravo.

Puede que yo sea muy aprehensiva pero es que dudo mucho que los pequeños, y sobre todo las pequeñas, disfruten de «Nausicaä, del Valle del Viento» con esos insectos enormes, asquerosos, repugnantes, y bichos varios de tamaño colosal. Cuál no fue mi sorpresa cuando empiezo a ver insectos por todas partes y me encuentro con una protagonista, Nausicaä, muy chula ella, que los quiere y los cuida. En fin, niña, yo diría que eres un poco asquerosita.

El mensaje ecologista está muy bien siempre y cuando haya un paralelismo real y se planteen conflictos serios. Miyazaki fue de los pioneros en el terreno de la especulación ideológica, lo cual hay que decir que tiene mérito. Esta Naturaleza de Miyazaki no sigue ningún criterio evolutivo, biológico, instintivo, primario. Los insectos gigantes, que posiblemente superen en miles a los humanos y son mucho más fuertes, se quedan en su bosque tan tranquilos…; en la vida real, nos colonizarían. Claro, es que ellos son los buenos que ayudan al ser humano y somos nosotros, las personas, ¡los peligrosos! Que se quiera destruir un bosque putrefacto que contamina la vida humana se toma como un acto ambicioso y cruel; y hacerse amigo de un insecto gigante que mata personas se ve como una buena idea… Delirante.

Menos mal que está Nausicaä para poner orden. Bueno, para poner orden, para salvar a todo el mundo; para enterarse de los secretos del bosque putrefacto con su inteligencia y sensibilidades superiores; para ser botánica, expedicionaria, naturalista, princesa, piloto y guerrera, y la mejor en todas estas facetas y las que surjan. Nausicaä no tiene límites. Cuánta competencia, en serio, y ¿a qué edad? ¿Quince? Que ella es pacifista, muy amante de la vida, pero aprende a pelear y a luchar (y es mejor que cualquiera) y si encarta corta unas cuantas cabezas, lo más lógico, ¿por qué no?

La Naturaleza es mucho más sabia que todo esto. Un peñazo.