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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Drama. Terror. Thriller Michael Kovak (Colin O'Donoghue), un decepcionado seminarista norteamericano, decide asistir a un curso de exorcismos en el Vaticano, lo que hará que su fe se tambalee y tenga que enfrentarse a terribles fuerzas demoniacas. En Roma conocerá al Padre Lucas (Hopkins), un sacerdote poco ortodoxo que le enseñará el lado oscuro de la Fe. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso de las posesiones diabólicas, el Vaticano, los exorcistas y la lucha entre el Bien y el Mal es algo que tiene una fuerza mística y paranormal fuera de toda duda. Por causas como esta es que se tilda a la Iglesia de anacrónica, o desfasada, cuando es precisamente debido a estas «anacronías» lo que le permiten mantener la Fe. ¿Por qué? Pues porque si la Fe renuncia al componente mágico, irracional y ortodoxo, es como si se renunciase a sí misma. La mera razón no puede sustentar la idea de Dios, ni del Mal, ni siquiera de la existencia humana, así como de los hechos que la ciencia aún no puede explicar, que los hay.

Terror, ninguno, para qué vamos a negarlo. Tensión, poca. Eso sí, la historia tiene el atractivo de ver a un guapete como Colin O’Donoghue entre sotanas y alzacuellos sin saber muy bien si quedarse en el mundo espiritual o el mundo carnal. El actor irlandés creo que cumple de sobra con su personaje de seminarista escéptico tocado, sin que lo sepa, por la mano de Dios; qué fuerza y determinación demuestra en el clímax final, de lo mejor de la película. Y eso que tiene al lado, en frente y en contra a Sir Anthony Hopkins. Palabras mayores.

La historia tiene una primera parte de presentación y ambientación bastante solvente que, sin embargo, pierde ímpetu cuando empiezan los exorcismos. Alice Braga no sé qué pinta en la trama, y menos con un personaje como el suyo, un cliché comercial que estorba. Las fenomenologías demoníacas se intuyen algo exageradas, pero no hay por qué ponerse tan alarmistas ante esas licencias fantasiosas que, con todo, quedan visualmente bonitas. Los clavos vomitados o los sapos como presencia del Diablo es muy original. Hasta la mismísima «El exorcista» se columpió con la niña poseída, y con esto no estoy comparando nada, porque es evidente que ninguna película sobre el Demonio resiste la comparación con la de Friedkin.

«El rito» entretiene y te interesa en todo momento. Limpia y sugerente, aunque podrían haberse aprovechado más sus elementos.
Kaori
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