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Voto de Ferdydurke:
4

Voto de Ferdydurke:
4
7.6
2,650
Drama. Romance
Drama de infidelidad entre dos adultos cuyas respectivas parejas no les prestan mucha atención. El arquitecto Larry Coe, casado y con dos hijos, se siente atraído por Margaret Gault desde el momento en que la ve en la parada del autobús escolar. El hijo de Margaret es compañero del hijo menor de Larry. Margaret admira a Larry desde que vio en una revista la casa por la que le dieron un premio. Y también se siente atraída por él. La ... [+]
24 de junio de 2020
24 de junio de 2020
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo x Ti, Tú x Mí.
No desearás a la mujer del vecino, primo.
Bésame mucho, bésame tonto o bagatelas para un polvazo.
¿Es Kim Novak una vulgar buscona, incluso ninfómana, una desesperada ama de casa, parodia pornográfica de una mujer a la que el marido no toca ni con un palo, una mártir de la cópula inopinada que se acuesta con camioneros, tenderos, taxistas y albañiles, toda la clase obrera en aluvión, completa, que pasa por su casa, o muy por el contrario es una santa esposa que la pobre se ve arrojada al abismo del pecado y la sima de la perdición por quítame allá esas pajas de nada, ella, tan buena e inocente, que no quería y fue casi siempre obligada, tan justa, perdida y necesitada, tócame, por dios, marido mío reprimido, que me pierdo, que me enervo, que no es bueno tanto ajetreo y su meneo?
Si quieres dejar esa vida zombi, agusanada, querido lector, esa vida de muerto viviente, la repetición de consignas, el hacer siempre lo mismo en el mismo orden, no tener nunca ninguna idea propia o arriesgada ni por casualidad, seguir la corriente, ya sabes, echa un polvo con una rubia despampanante, fría como un témpano, o construye una casa en un descampado, cambia de idea en la hondonada, llena el hoyo, improvisa, crea, construye, atrévete por una vez, haz algo, lo que sea, deja ya de ser una réplica, copia, clon, aburrido reflejo, despierta, arriesga.
Aquí se habla de cosas chuscas, de polvos, de lodos, de cuernos, de celos, de dineros, de lo más prosaico, mezquino y rumbero, de encuentros, hoteles, bares y colchones. Pero se trata con unción, represión y trascendencia, con una ridícula mirada sublimada que intenta hacer pasar por glamur y elevado y sentimental y amoroso lo que no son más que los cuatro eternos, aburridos, increíblemente ordinarios y zafios desahogos humanos de toda la vida de Dios, refriegas, achuchones, empujones, todos esos fluidos sobrantes, sudores, humedades y simientes.
No es no, claro, menos cuando es Kim, ahí es sí, seguramente, claro, cuando se lo pide Kirk (o cualquier buscavidas que se le acerque, casi eso parece, pero no). Es que la pobre tiene ataques de furor uterino. Y es que el marido es un castrado inútil y reprimido, un botarate meapilas aterido que la tiene tan descuidada, y eso que ella se le ofrece ahí sin disimulo, toda descocada y nada, cuánta desgracia reunida, toda junta y mezclada.
La película es muy entretenida y salerosa. Pero no se puede tomar en serio. Ese dramatismo es de risa, esa seriedad, de broma. Tiene la sutileza de un tuitero exitoso en prime time echando carnaza a sus millones de seguidores ansiosos, fieles.
Todo es un inmenso malentendido si nos ponemos finos, como si a las pasiones más primitivas en su expresión más primaria las cubriesen con un manto de melodrama casero de revista vieja, de peluquería añeja, del Hola, de Sálvame quien pueda.
Kim y Kirk. Esos sí. Y Walter, qué malvado y deplorable. Y ella, Barbara, la mujer de él, qué buena, qué rica, cuánto lo ama. Y sobre todo el escritor, qué cínico el cabrón, qué mirada tiene sobre las mujeres, cuánto las desprecia el vil canalla.
Esta película es una de esas historias llamadas románticas por el público sediento de folletines venéreos que tiene la desfachatez de querer hacernos llorar por no reír, hacer pasar por amor lo que no es más que un calentón (o dos).
No desearás a la mujer del vecino, primo.
Bésame mucho, bésame tonto o bagatelas para un polvazo.
¿Es Kim Novak una vulgar buscona, incluso ninfómana, una desesperada ama de casa, parodia pornográfica de una mujer a la que el marido no toca ni con un palo, una mártir de la cópula inopinada que se acuesta con camioneros, tenderos, taxistas y albañiles, toda la clase obrera en aluvión, completa, que pasa por su casa, o muy por el contrario es una santa esposa que la pobre se ve arrojada al abismo del pecado y la sima de la perdición por quítame allá esas pajas de nada, ella, tan buena e inocente, que no quería y fue casi siempre obligada, tan justa, perdida y necesitada, tócame, por dios, marido mío reprimido, que me pierdo, que me enervo, que no es bueno tanto ajetreo y su meneo?
Si quieres dejar esa vida zombi, agusanada, querido lector, esa vida de muerto viviente, la repetición de consignas, el hacer siempre lo mismo en el mismo orden, no tener nunca ninguna idea propia o arriesgada ni por casualidad, seguir la corriente, ya sabes, echa un polvo con una rubia despampanante, fría como un témpano, o construye una casa en un descampado, cambia de idea en la hondonada, llena el hoyo, improvisa, crea, construye, atrévete por una vez, haz algo, lo que sea, deja ya de ser una réplica, copia, clon, aburrido reflejo, despierta, arriesga.
Aquí se habla de cosas chuscas, de polvos, de lodos, de cuernos, de celos, de dineros, de lo más prosaico, mezquino y rumbero, de encuentros, hoteles, bares y colchones. Pero se trata con unción, represión y trascendencia, con una ridícula mirada sublimada que intenta hacer pasar por glamur y elevado y sentimental y amoroso lo que no son más que los cuatro eternos, aburridos, increíblemente ordinarios y zafios desahogos humanos de toda la vida de Dios, refriegas, achuchones, empujones, todos esos fluidos sobrantes, sudores, humedades y simientes.
No es no, claro, menos cuando es Kim, ahí es sí, seguramente, claro, cuando se lo pide Kirk (o cualquier buscavidas que se le acerque, casi eso parece, pero no). Es que la pobre tiene ataques de furor uterino. Y es que el marido es un castrado inútil y reprimido, un botarate meapilas aterido que la tiene tan descuidada, y eso que ella se le ofrece ahí sin disimulo, toda descocada y nada, cuánta desgracia reunida, toda junta y mezclada.
La película es muy entretenida y salerosa. Pero no se puede tomar en serio. Ese dramatismo es de risa, esa seriedad, de broma. Tiene la sutileza de un tuitero exitoso en prime time echando carnaza a sus millones de seguidores ansiosos, fieles.
Todo es un inmenso malentendido si nos ponemos finos, como si a las pasiones más primitivas en su expresión más primaria las cubriesen con un manto de melodrama casero de revista vieja, de peluquería añeja, del Hola, de Sálvame quien pueda.
Kim y Kirk. Esos sí. Y Walter, qué malvado y deplorable. Y ella, Barbara, la mujer de él, qué buena, qué rica, cuánto lo ama. Y sobre todo el escritor, qué cínico el cabrón, qué mirada tiene sobre las mujeres, cuánto las desprecia el vil canalla.
Esta película es una de esas historias llamadas románticas por el público sediento de folletines venéreos que tiene la desfachatez de querer hacernos llorar por no reír, hacer pasar por amor lo que no es más que un calentón (o dos).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dame candela, cafés y caderas.
Al final se impone la lógica, el sentido común. Todos a Hawái y ella se queda rota, compuesta y sin arquitecto que la eche un cable, al albur de las pastillas para no dormir y las puertas cerradas abiertas por si acaso.
Cuánto tiempo tenían estas amas de casa que se podían pasar la vida por ahí zorreando con arquitectos fuckers capaces de construir sueños mientras consuelan señoras.
Hay que ver la clase media cuanto horror encerraba.
Si estás soltero, estás condenado a una soledad regada de jóvenes mujeres idiotas, pobre escritor, si estás casado, a la infidelidad o al tedio infinito, las cadenas de los casados.
En casa de herrero cuchillo de palo.
Al final se impone la lógica, el sentido común. Todos a Hawái y ella se queda rota, compuesta y sin arquitecto que la eche un cable, al albur de las pastillas para no dormir y las puertas cerradas abiertas por si acaso.
Cuánto tiempo tenían estas amas de casa que se podían pasar la vida por ahí zorreando con arquitectos fuckers capaces de construir sueños mientras consuelan señoras.
Hay que ver la clase media cuanto horror encerraba.
Si estás soltero, estás condenado a una soledad regada de jóvenes mujeres idiotas, pobre escritor, si estás casado, a la infidelidad o al tedio infinito, las cadenas de los casados.
En casa de herrero cuchillo de palo.