Le clavan al bendito el punzón susodicho, arma blanca, cerca del cuello los cabrones, se lo saca muy cerca del culo, con malas o las peores intenciones la herramienta se ve que anda, como que se mueve, vida propia tiene, y le curan la herida las mujeres, esas odaliscas, en la mitad de la espalda, sube y baja, monada, hay que ampliar horizontes y experiencias, conocer otras voces, otros ámbitos, rondar a la bicha. Así es esta película, coja, manca y bizca.
Pobre Chandler, no estaba ya para estos trotes infames, desde el más allá seguro que rechinaba.
Y tiene la muerte más idiota, probe Bruce, de la historia del cine*, sin duda de ninguna clase, lo cual supone un mérito enorme teniendo en cuenta la tremenda insana masiva competencia que hay al respecto.
Y un final que no se lo salta ni un gitano, grotesco churrigueresco al generoso muere, suma y sigue.
Y una trama que se podría resumir tal que así (de nada): la hermana del hermano de la otra hermana que a mi razón se hace está liada con un gánster del más alto copete que a su vez se ciñe a un médico y un peluquero que tienen unas fotos, entrambos, y a una que tal baila, Moreno Rita, viva, y también está o estaba James Garner y unos niños la mar de subnormales los pobres, la caraba. Al revés igualmente. Poco más o menos. Por el momento y el medio y el camino tanto yo me entretengo y matan a alguno o a muchos, antes y después mucho me temo. Las fotos se queman. Las pruebas se borran. El detective tan íntimo y personal se pega algún polvazo inopinado mientras tanto para matar el tiempo o el rato, más bien por caridad, virtud teologal (se le ofrecen todas por otra parte, es lo que tiene, y él no da abasto, tiene que discriminar algo tras no tan donoso escrutinio y mucho estudio, tú sí, tú no, a la lista de espera, nena, ya te llamaré en cuanto pueda, no te reconcomas ni te comas las uñas, la rebatiña) y bebe de vez en cuando sus grandes copazos y recibe sus buenos hostiazos, nadie se salva en este nefando caso de la maldita hoguera, qué será lo que tiene, la hoguera. Los de la poli son para variar tontos de capirote, de baba y rebaba, a mala idea, desde el mismo nacer hasta la puta tumba, al torno, Perico, dale.