Ochentéame. Un Terminator flojo y psicotrónico.
Buenas ideas y estupenda música y grandes escenarios y simpáticos momentos. Pero no está bien juntada y tiene demasiado relleno y tontería, demasiada pelea absurda y muchos personajes de cartón piedra; un tono general de chapuza, de serie b poco trabajada.
Si además la viste en su día y más o menos te la conoces, pues pierde bastante de lo poco que tiene (la sorpresa y, por tanto, el interés). Y si para colmo te pilló de zagal y te gustó, peor me lo pones.
La parte escocesa faldera es mejor que la neoyorquina topiquera (la novieta moderna casi parece salida de Superman, una hermana perdida de Lois Lane).
Lo mejor es la canción de Queen, Who wants to live for ever; transforma un buen momento, el que habla del amor marchito y el deseo de inmortalidad, en emoción, verdad y tristeza.
En la parte negativa, el aire rutinario y previsible, y el malo cansino. Y Lambert, que es muy mal actor.