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Voto de Ferdydurke:
2
Voto de Ferdydurke:
2
4.3
986
Drama. Musical. Romance
La continuación de "Espera al último baile" está ambientada en Nueva York. Sarah (Izabella Miko) está a punto de hacer realidad sus sueños, pero debe enfrentarse a un dilema y elegir un camino: su talento para la danza clásica o su gran pasión por el hip-hop urbano. En principio no sabe si debe seguir los consejos de Miles Sultana (Columbus Short), un apuesto e inteligente músico, o los de su instructora Monique Delacroix (Jacqueline Bisset). (FILMAFFINITY) [+]
12 de septiembre de 2016
12 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que la música son los silencios esparcidos discretamente entre las notas musicales.
Esta película sería lo poco que deja la fórmula, esos pequeños huecos, vacíos o espacios que no han sido devorados y codificados por lo consabido y oficial, por los ritos de paso de este previsible sacrificio nupcial-artístico.
Allí hay que buscar, en esos pocos ratos sin tópicos, cuando los personajes no son zarandeados por giros de guion* establecidos mucho tiempo antes (posiblemente siglos) de que se realizara esta película. Y en las caras de los actores, y en sus cuerpos, y en Jacqueline Bisset (quién te ha visto y quién te ve).
Es poco pero es algo. Menos es nada o da una piedra.
Lo digo por si alguno no se enteró: novata con sueños arrastra un dolor trágico, sufre dificultades, lucha contra dragones, encuentra príncipe, padece bruja y reina mala, crisis, resurrección, aprendizaje y... todos a bailar (Shall we dance?).
Ballet clásico versus hip hop. O morir en vida, sin apenas poder respirar, frente a libertad, felicidad y compañerismo. ¿Maniqueo? Sí, a puñados. ¿Pero tú qué elegirías, la gloria eterna de Giselle o el carpe diem discotequero que la parte entero, dejar huella, rastro, salir entre aplausos o ser efímero como mariposa de verano? Yo lo tengo claro: Hip-Ballet, Conga-Dance, Tecno-Flamenco, fusión, mestizaje, racializado, multiculturalismo, pluralidad, pacifismo, progreso, democracia, la ONU, la OMS, Médicos sin fronteras, Todos contra el fuego, Manda un SMS si quieres aportar tu ayuda a esta buena otra causa, apadrina un niño, países en vías de desarrollo, Obama..., pero, por supuesto, la duda ofende, que quede meridianamente claro, siempre con mis leotardos puestos, que no se diga por ahí luego.
Esta película sería lo poco que deja la fórmula, esos pequeños huecos, vacíos o espacios que no han sido devorados y codificados por lo consabido y oficial, por los ritos de paso de este previsible sacrificio nupcial-artístico.
Allí hay que buscar, en esos pocos ratos sin tópicos, cuando los personajes no son zarandeados por giros de guion* establecidos mucho tiempo antes (posiblemente siglos) de que se realizara esta película. Y en las caras de los actores, y en sus cuerpos, y en Jacqueline Bisset (quién te ha visto y quién te ve).
Es poco pero es algo. Menos es nada o da una piedra.
Lo digo por si alguno no se enteró: novata con sueños arrastra un dolor trágico, sufre dificultades, lucha contra dragones, encuentra príncipe, padece bruja y reina mala, crisis, resurrección, aprendizaje y... todos a bailar (Shall we dance?).
Ballet clásico versus hip hop. O morir en vida, sin apenas poder respirar, frente a libertad, felicidad y compañerismo. ¿Maniqueo? Sí, a puñados. ¿Pero tú qué elegirías, la gloria eterna de Giselle o el carpe diem discotequero que la parte entero, dejar huella, rastro, salir entre aplausos o ser efímero como mariposa de verano? Yo lo tengo claro: Hip-Ballet, Conga-Dance, Tecno-Flamenco, fusión, mestizaje, racializado, multiculturalismo, pluralidad, pacifismo, progreso, democracia, la ONU, la OMS, Médicos sin fronteras, Todos contra el fuego, Manda un SMS si quieres aportar tu ayuda a esta buena otra causa, apadrina un niño, países en vías de desarrollo, Obama..., pero, por supuesto, la duda ofende, que quede meridianamente claro, siempre con mis leotardos puestos, que no se diga por ahí luego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Así, en desorden y a bote pronto: que si su madre murió en accidente (venga, guionistas, no está mal, pero un poco de imaginación tampoco estaría de más), que el novio mío es en verdad hijo secreto de la bailarina famosa que me enseña y me rompe el cuerpecito mío que se ha convertido en río todos los días por la mitad, que triunfo a lo grande y lo alto con mis coreografías (sí, claro, la mejor en todo) promiscuas y más chulas, que la rival malosa se lesiona (sí, sí... ), que...
Otras tontadas y curiosidades varias: les ponen, para compensar, equilibrar y dar realce, a una pareja de amigos enamorados cómico patosos; esos garitos y esos bailes mezclados suenan a cuerno quemado, a sofrito pasado, a hongos, anisakis y tortilla de chipirones reveníos.
Una cosa buena sí que tiene, no lo neguemos: es sobria, casi ascética en su discurrir y muy leve, como ala de naipe, en su triste agonizar. Ahí estamos bien, ahítos.
Por cierto, en el estudio del galancete de nombre Miles calculo que caben, a ojo de buen cubero, con su cama y aseo correspondientes cada una, cincuenta o sesenta familias españolas muy numerosas y de clase baja media sin problemas. Lo digo por si nos hacen un hueco que allá nos vamos todos de cabeza, echando el hígado por la boca, sin encomendarnos ni a dios ni al diablo. A bailar con ellos hip hop o, ya puestos, un pasodoble de los de tanto guardar y enseñar, para que rabien de envidia y aprendan de verdad lo que es la cosa del cimbreo colosal.
Otras tontadas y curiosidades varias: les ponen, para compensar, equilibrar y dar realce, a una pareja de amigos enamorados cómico patosos; esos garitos y esos bailes mezclados suenan a cuerno quemado, a sofrito pasado, a hongos, anisakis y tortilla de chipirones reveníos.
Una cosa buena sí que tiene, no lo neguemos: es sobria, casi ascética en su discurrir y muy leve, como ala de naipe, en su triste agonizar. Ahí estamos bien, ahítos.
Por cierto, en el estudio del galancete de nombre Miles calculo que caben, a ojo de buen cubero, con su cama y aseo correspondientes cada una, cincuenta o sesenta familias españolas muy numerosas y de clase baja media sin problemas. Lo digo por si nos hacen un hueco que allá nos vamos todos de cabeza, echando el hígado por la boca, sin encomendarnos ni a dios ni al diablo. A bailar con ellos hip hop o, ya puestos, un pasodoble de los de tanto guardar y enseñar, para que rabien de envidia y aprendan de verdad lo que es la cosa del cimbreo colosal.