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Voto de Ferdydurke:
1
5.1
12,406
Romance. Comedia
Ollie Trinke (Ben Affleck) es un joven promotor musical de éxito. Adicto al trabajo, es un experto en manipular a la prensa. En una fiesta de Navidad de la empresa, Ollie conoce a Gertrude Steiney (Jennifer Lopez), una editora de Nueva York. Ambos comienzan un romance que cambiará la vida personal y profesional de Ollie. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tira de la cisterna, anda, maja.
Iba a decir que es sin duda de clase ninguna el peor comienzo de la historia de la humanidad, pero no sería justo, me estaría quedando, con vosotros, corto, de hecho, ese espantosísimo inicio, dios santo, dios mío, dura justo hasta el final y un poquitico más, sin descanso, todo igual del peor en mal, todo es atroz, a dolor, la escatología, la sensiblería, la utilización zarrapastrosa de canciones horribles melosas, los tópicos, la fórmula, la tontería, la blandenguería a toda hora, la increíble creación de situaciones tan horrendas o anodinas y escabrosas supuestamente naturales y espontáneas o graciosas, muy cuqis, ellas, todas, la traducción de los sentimientos más esenciales a lo más chato u obvio burdo, ojalá te hubieras muerto tú en lugar de mi madre, hala, ale, el retrato imposible pavoroso de la infancia, el de los adultos por decir algo o ponerle un nombre a lo inefable indescriptible, de los viejos o solterones, vaya trío enfermo del averno salido o a patadas en el culo echado por demasiado satánico, la amabilidad en el tono formol de tanatorio y tentetieso, me muero en directo, tierno, te quiero, los chistes, verlo para creerlo, de/sobre pajas, porros o porno, mierda, así estamos, el horror, sí, el horror, a cholón.
Y como remate o disparate, otra vez en el cine gringo más comercial sin descartar el del mundo entero, virus, pandemia, plaga bíblica eterna, con el parabién o la anuencia aquiescencia de todas las fuerzas vivas, aplauden como focas, y con, en el mejor de los casos, si no lo jalean, la indiferencia de los espectadores a los que, parece, que se la sopla, sigue y suma, ancha es castilla, aquí no ha pasado nada, alegría y cosa buena, risas aseguradas enlatadas, sustancia, entretenimiento, cachondeo, un canto al abuso sexual más deprimente y sórdido y, claro, a la cultura de la violación sin parangón, al no es no me lo paso por los cojones o mejor por la vulva que así se dice, vergonzoso, escandaloso, inaudito, tan doloroso.
Iba a decir que es sin duda de clase ninguna el peor comienzo de la historia de la humanidad, pero no sería justo, me estaría quedando, con vosotros, corto, de hecho, ese espantosísimo inicio, dios santo, dios mío, dura justo hasta el final y un poquitico más, sin descanso, todo igual del peor en mal, todo es atroz, a dolor, la escatología, la sensiblería, la utilización zarrapastrosa de canciones horribles melosas, los tópicos, la fórmula, la tontería, la blandenguería a toda hora, la increíble creación de situaciones tan horrendas o anodinas y escabrosas supuestamente naturales y espontáneas o graciosas, muy cuqis, ellas, todas, la traducción de los sentimientos más esenciales a lo más chato u obvio burdo, ojalá te hubieras muerto tú en lugar de mi madre, hala, ale, el retrato imposible pavoroso de la infancia, el de los adultos por decir algo o ponerle un nombre a lo inefable indescriptible, de los viejos o solterones, vaya trío enfermo del averno salido o a patadas en el culo echado por demasiado satánico, la amabilidad en el tono formol de tanatorio y tentetieso, me muero en directo, tierno, te quiero, los chistes, verlo para creerlo, de/sobre pajas, porros o porno, mierda, así estamos, el horror, sí, el horror, a cholón.
Y como remate o disparate, otra vez en el cine gringo más comercial sin descartar el del mundo entero, virus, pandemia, plaga bíblica eterna, con el parabién o la anuencia aquiescencia de todas las fuerzas vivas, aplauden como focas, y con, en el mejor de los casos, si no lo jalean, la indiferencia de los espectadores a los que, parece, que se la sopla, sigue y suma, ancha es castilla, aquí no ha pasado nada, alegría y cosa buena, risas aseguradas enlatadas, sustancia, entretenimiento, cachondeo, un canto al abuso sexual más deprimente y sórdido y, claro, a la cultura de la violación sin parangón, al no es no me lo paso por los cojones o mejor por la vulva que así se dice, vergonzoso, escandaloso, inaudito, tan doloroso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Si no llega a ser por la niña, algo bueno tenía que tener o su desagradable insidiosa presencia para algo por fin tenía que servir, lo viola con premeditación, saña y alevosía, en su propia casa para más inri, humillación u oprobio, a la luz del día, en su propia cama, y se lo toman a guasa o broma, sin más comentarios, que el silencio hable por sí mismo o sí solo.
Y Will Smith para que no falte de nada, para variar, haciendo el ridículo indio, todo en uno. Y la función de la escuela como tortura china fina sibilina, cala la lluvia, la estocada definitiva, a degüello, a rebato, el final del espectador ajusticiamiento, que no haya, por favor, película yanqui sobe nenes y papas sin ese colofón sádico compulsivo homicida, no te libras, a mala idea, ira, a última hora, siempre, como la parca o la muerte, seguro, llega, aparece. Sweeney Todd, lo único bueno o apreciable de todo ello, de tanto engendro, esa metáfora o ejemplo sí que nos vale, ese sí que sabía (cómo acabar con las vistas molestas, con la humanidad entera si se tercia), rebanando cuellos sin un mañana, al alba, día tras día, habría que inevitablemente aquí hacerlo igualmente, la senda siguiendo, las migas de pulgarcito, empezando por el máximo responsable, director o jefe de todo esto y de ahí para abajo sin descanso, todos, ni títere con cabeza, el reparto completo sin hacer ascos para abrir boca, sea, de denuncia en el juzgado de lo penal o de primera instancia, de instrucción, de lo contencioso administrativo, de lo social, de vigilancia penitenciaria, de menores, de paz, de guerra y o más cercano de guardia en su defecto o lo que surja o sea, será por leyes o jueces y juezas, de derecho, humano, estado.
Y Will Smith para que no falte de nada, para variar, haciendo el ridículo indio, todo en uno. Y la función de la escuela como tortura china fina sibilina, cala la lluvia, la estocada definitiva, a degüello, a rebato, el final del espectador ajusticiamiento, que no haya, por favor, película yanqui sobe nenes y papas sin ese colofón sádico compulsivo homicida, no te libras, a mala idea, ira, a última hora, siempre, como la parca o la muerte, seguro, llega, aparece. Sweeney Todd, lo único bueno o apreciable de todo ello, de tanto engendro, esa metáfora o ejemplo sí que nos vale, ese sí que sabía (cómo acabar con las vistas molestas, con la humanidad entera si se tercia), rebanando cuellos sin un mañana, al alba, día tras día, habría que inevitablemente aquí hacerlo igualmente, la senda siguiendo, las migas de pulgarcito, empezando por el máximo responsable, director o jefe de todo esto y de ahí para abajo sin descanso, todos, ni títere con cabeza, el reparto completo sin hacer ascos para abrir boca, sea, de denuncia en el juzgado de lo penal o de primera instancia, de instrucción, de lo contencioso administrativo, de lo social, de vigilancia penitenciaria, de menores, de paz, de guerra y o más cercano de guardia en su defecto o lo que surja o sea, será por leyes o jueces y juezas, de derecho, humano, estado.