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Voto de Ferdydurke:
7
7.3
3,921
Terror. Drama
En los sótanos de la Ópera de París vive oculto el misterioso Eric, el hombre de voz de ángel y rostro desfigurado de demonio, que acecha entre pared y pared a la hermosa soprano Christine Daeé, a la que desea catapultar hasta la cima de la fama; pero cuando se entera de que la cantante está prometida al apuesto vizconde Raoul, se vuelve loco de celos. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque te quiero... amor. Una leyenda sin nombre.
La versión que he tenido el inmenso gozo de ver es arcoíris, preciosa, multiversa, a ratos sepia, otros negra, quizás blanca o marfileña, blanquinegra, de ébano, amarilla, roja como la muerte, azul, verde, marrón, rosa, gris, ¿lapislázuli?, polidiestra, politóxica, poliamorosa, polímero, policarpo, la polio pólipo no tanto, una maravilla absoluta de ultratumba, catacumba, operística, pandémica, hermafrodita, celeste, estupefaciente, una genialidad apoteósica aplastante enferma delirante circense hilarante polimorfa, polímata, polisémica, dionisíacamente apolínea, apolonia, xenomorfa, brillante, patibularia, polivalente, pochola, mesmérica, llena de imágenes poderosas e impactantes y poéticas pletóricas poliédricas que te preñan, plétora, baudelaireanas y de Poe y Rimbaud quizás menos, una hermosura constante disparada disparatada desgarrada por una música maravillosa y unos actores en estado de gracia tan guapos como Lon Chaney inmenso prodigioso homérico, amo, láudano, que por momentos, cabe todo, casi de aburrimiento te solidificas como una estalactita cuando alargan/estiran las escenas y los grandilocuentes gestos que me muero aquí en directo más allá de lo debido o razonable, mucho, y que en otros, la muy gran mayoría orgasmas, te precipitas en abismos de placer incomparables, insondables, infinitos, te quedas sin aire, no conoces, rebosas, rebosantes, derramas, sibilantes, abracadabrantes, grandes, te chapuzas empapuzas en aguas primeras y fétidas, prístinas, pantanosas, pútridas, cristalinas y hediondas, esa catarata cascada de ideas visuales sonoras que se desencadenan anonadan abundante abrumadoramente hasta un final que es sinfonía y majadería, aleluya, albricias, delirio y golosina, gloria, ordalía, viva, orgía de los sentidos enfebrecidos tan agradecidos, ahítos, vamos, una gozada pánica absurda exultante arrebatadoramente enervante apabullante acojonante que te inunda bautiza, en vinagre, la hostia, sagrada, la repanocha, la muy puta.
La versión que he tenido el inmenso gozo de ver es arcoíris, preciosa, multiversa, a ratos sepia, otros negra, quizás blanca o marfileña, blanquinegra, de ébano, amarilla, roja como la muerte, azul, verde, marrón, rosa, gris, ¿lapislázuli?, polidiestra, politóxica, poliamorosa, polímero, policarpo, la polio pólipo no tanto, una maravilla absoluta de ultratumba, catacumba, operística, pandémica, hermafrodita, celeste, estupefaciente, una genialidad apoteósica aplastante enferma delirante circense hilarante polimorfa, polímata, polisémica, dionisíacamente apolínea, apolonia, xenomorfa, brillante, patibularia, polivalente, pochola, mesmérica, llena de imágenes poderosas e impactantes y poéticas pletóricas poliédricas que te preñan, plétora, baudelaireanas y de Poe y Rimbaud quizás menos, una hermosura constante disparada disparatada desgarrada por una música maravillosa y unos actores en estado de gracia tan guapos como Lon Chaney inmenso prodigioso homérico, amo, láudano, que por momentos, cabe todo, casi de aburrimiento te solidificas como una estalactita cuando alargan/estiran las escenas y los grandilocuentes gestos que me muero aquí en directo más allá de lo debido o razonable, mucho, y que en otros, la muy gran mayoría orgasmas, te precipitas en abismos de placer incomparables, insondables, infinitos, te quedas sin aire, no conoces, rebosas, rebosantes, derramas, sibilantes, abracadabrantes, grandes, te chapuzas empapuzas en aguas primeras y fétidas, prístinas, pantanosas, pútridas, cristalinas y hediondas, esa catarata cascada de ideas visuales sonoras que se desencadenan anonadan abundante abrumadoramente hasta un final que es sinfonía y majadería, aleluya, albricias, delirio y golosina, gloria, ordalía, viva, orgía de los sentidos enfebrecidos tan agradecidos, ahítos, vamos, una gozada pánica absurda exultante arrebatadoramente enervante apabullante acojonante que te inunda bautiza, en vinagre, la hostia, sagrada, la repanocha, la muy puta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Muerto, pero me río en vuestra cara, cabrones.
Cine primitivo bestia pantagruélico, para comer a manos llenas, hincado de hinojos, manchado de barro hasta el coño o el cuello, qué importa, nada. Para niños muy viejos. Para todos.
Cómo se nota que la vida hace un siglo era otra cosa, el arte una bacanal, no esta ridícula mierda a dieta.
Qué manejo tan feliz y sideral de los espacios y los cuerpos, de las luces y las sombras.
El policía, que no os engañen, es el Conde Drácula, el Cristo de los nazarenos y de los gitanos.
Cuando bucea o se sumerge en el líquido elemento como un siluro con una cerbatana..., en fin, que no hay palabras, eso es Dios y lo demás cuento, ruido, furia, silencio.
Cine primitivo bestia pantagruélico, para comer a manos llenas, hincado de hinojos, manchado de barro hasta el coño o el cuello, qué importa, nada. Para niños muy viejos. Para todos.
Cómo se nota que la vida hace un siglo era otra cosa, el arte una bacanal, no esta ridícula mierda a dieta.
Qué manejo tan feliz y sideral de los espacios y los cuerpos, de las luces y las sombras.
El policía, que no os engañen, es el Conde Drácula, el Cristo de los nazarenos y de los gitanos.
Cuando bucea o se sumerge en el líquido elemento como un siluro con una cerbatana..., en fin, que no hay palabras, eso es Dios y lo demás cuento, ruido, furia, silencio.