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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Drama. Romance Para Carolina Matilde (Alicia Vikander), casada siendo una adolescente con el rey de Dinamarca Christian VII, es un horror vivir con un marido ciclotímico y estrafalario que propone medidas como nombrar a su perro miembro honorario del Consejo de Estado, o que circulen en Copenhague por la noche carruajes vacíos para recoger a los borrachos. Así las cosas, Carolina se rinde a los encantos del médico personal del rey, un intelectual ... [+]
7 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Basta ya. Lo he dejado correr unos días, pero ya no puedo más. Es hora de reclamar, actuar y avisar.
"Los siete magníficos". A mí me pasa como a ese personaje que le parecía imposible que hubieran ido allí a morir por nada (o por todo), sin cobrar casi ni un duro. Él no lo podía aceptar y pensaba que le engañaban, que en algún lugar alguien ocultaba un tesoro, que ese era el fin de todo, su inicio, sentido y explicación, el quid, el matiz, la cuestión.
Pues igual. Sé, estoy seguro, no es una leyenda, que con la crítica mil te dan el famoso millón de dolares (euros no, eso sería de una insoportable vulgaridad, lo devolvería ofendido inmediatamente, les escupiría en la cara, a todos). Además de una insignia o medalla en reconocimiento a los servicios prestados a la patria cinéfila, y mil votos positivos, de entrada, por cada nueva crítica, si la hubiera (si el dinero primero se ingresara).
Ese es el único motivo por el que he escrito estas mil críticas, por el dinero. Si no, de qué, para qué, ni una puta línea hubiera puesto, ni una tecla. Ya. Ja. ¡Gratis! Sí. Lo que faltaba. Regalar tu alma grande, tu tiempo de oro y tus innumerables conocimientos a las muchedumbres ignorantes y desagradecidas, tan egoístas y primarias. ¡Por amor al arte! Ya. Ja. ¡Imposible!
Pues sí. Espero el millón pronto. No lo necesito. Esa es la verdad. Pero lo merezco. Me toca. Me lo deben. Me lo he ganado.
"Los inmortales". Y después a matar a todos. O se suicidan o los ejecuto con los mismos dedos que han tecleado estas mil críticas. Con "Las manos de Orlac". No quiero rivales en la cumbre. Somos, los selectos seres del club de los mil, esos privilegiados y abnegados trabajadores y amigos, todos compañeros y amados, los inmortales críticos, y solo debe quedar uno.
Yo.... Por supuesto. Respeto y admiro al resto. Qué duda cabe. Los leo con fruición y envidia. Los tengo en el altar de mi ciencia. Pero ha llegado su hora. Se acabó su tiempo. Les aconsejo el dulce final de propia mano. Yo seré mucho más cruel y alevoso. Cuando me pongo, no paro. Aviso. No traiciono. Seré bárbaro, muy zarrapastroso. Les leeré, una a una, con todos los puntos y comas, las mil mías. Y si alguno resistiera, el muy felón y puñetero, a ese malnacido, le iría explicando cada minucia ambigua, toda la infinita complejidad y sutileza de mi prosa bella, detenidamente, para que así, saturado de placer estético, al fin, también feneciera)
Amor y lujo. Intriga y pasión. Ideas y golpes.
Librepensadores contra pelucas. Ciencia contra religión. Ilustración frente a Antiguo Régimen.
Voltaire, Rousseau, cadalso, locos (sangre real viciada), médicos (triunfo de la razón: alcantarillado e higiene para luchar contra las enfermedades contagiosas), viruela, vacuna.
Una superficialidad fabulosa para narrar un trozo de historia de manera impecable, reluciente, admirable.
Como un culebrón por entregas. Como una novela en fotos. Un folletín histórico de rompe y rasga, de buen gusto, eficaz y poderoso en su tono medio y educado.
Mezcla lo íntimo y lo histórico, la alcoba y el gobierno, la psicología y lo grandioso. Y lo hace con mano firme, con seda y oro.
Es la historia de un pijoaparte, de un Julian Sorel, de un gran Gatsby, de un verdadero trepa, de un extranjero valiente y moliente, caballeroso, avieso, manipulador, idealista, inteligente, culto y buen fornicador. Frío y feroz, determinado e inocente finalmente, o demasiado ambicioso realmente, de la raza de los que subestiman el medio ambiente y se sobrevaloran sin pensar/saber que el juego está cerrado, que las cartas están marcadas, que no hay salida por la tangente.
Brilla, para mi gusto perverso, en las distancias cortas, especialmente en la relación entre el listo galeno y el puñetero loco (no tanto en la más almibarada y previsible parte amorosa con reina necesitada de cariño y sexo), flojea de lo lindo en el aspecto político (¿todo para el pueblo, pero sin el pueblo? Nada de sus, parece, maravillosas medidas y leyes revolucionarias y populares tiene un efecto concreto, que debiera ser bueno para el pueblo, más bien al contrario, debe sentar como un tiro que te quiten las cadenas y aparten la bota de encima de tu cara, según lo visto y expuesto, lo cual queda muy incoherente, anula la credibilidad de la insistencia en la bondad de esas ideas razonadoras y luminosas, de ese cuestionamiento necesario de las abismales diferencias de clase, ya que el directo beneficiario, el mentado y oprimido pueblo, pareciera que las rechazase*, despreciase o no se sabe bien qué cosa).
Es una bella, enjundiosa película que te atrapa, hipnotiza y encandila durante buena parte de sus muchos minutos. A pesar de que ese placer convive inevitablemente con una constante sensación de ligereza, frivolidad y tontería, como un cuento simple, contado a espectadores poco informados o demasiado engañosos o pueriles.
Todo es tan bonito e interesante como filfa, brocha gorda en muchos sentidos.
Menos en los matices más privados, ya digo. Donde tiene sus mayores hallazgos y gracias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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