Con alma teatral y presentada en tres actos (84, 88, 98), se trata de desmontar al mito, al Hombre, a otro icono norteamericano.
El tono es enfático y pomposo; épica moderna, el cantar de gesta de un héroe de nuestro tiempo. Pero el corazón de la historia es negro.
El retrato de un tarado o, una vez más, de cómo es necesario estar chiflado para ser o convertirte en un genio, requisito indispensable, condición necesaria, sine qua non. Cuanto más te alejes del lado humano y más abraces la neurosis, la paranoia y la enfermedad, más probablemente podrás (re)crear la realidad a tu entero gusto, más boletos tendrás en el sorteo del talento, o por lo menos diseñarla y venderla a modo.
Intensa, muy hablada (Sorkin presente y mucho se agradece) y muy brillante. Esquiva con holgura el peligro ponzoñoso, muy amenazante durante toda la función, del barullo pringoso sentimental paterno-filial. Sobra, a este desagradable respecto, algún titubeo perdonable y, parecido, alguna concesión a cierta machacona insistencia referida a traiciones de compañeros de armas virtuales. Lo demás reluce como un horno supersónico, impecablemente.
Puestos a buscar referencias y compadres, se me ocurren ahora tres hermanos de sangre; la paradigmática y cumbre en estos casos de biografías ocupados por personajes más grandes que la vida, "Ciudadano Kane"; la evidente "La red social", del mismo guionista, con parecido tema y similar mala uva, y la no tan clara "Birdman", por su continuo, extenuante y exhaustivo maratón entre los bastidores (no interesa la obra conocida, la forma exterior, al contrario, la mirada es hacia dentro, hacia el reflejo distorsionado del alma torturada y manipuladora del héroe de nuestro relato) de la obra teatral que está a punto de representarse siempre, en ciernes (en tres ocasiones); además de, por supuesto, el recurrente tema de la hija peliaguda que parece una querencia del bueno de Aaron ("Moneyball" también tenía/llevaba una incorporada).
Por lo tanto, película con el sello caracterñistico Sorkin muy bien atada y manejada por el experto Boyle.
Una buena sesión de cine. Magníficos Fassbender y Winslet, tanto individualmente como en pareja.