Jack, Zack y Bob. Traficante de amor, roto por el amor e italiano. Proxeneta, DJ y asesino. Tres perdedores y una ciudad, Nueva Orleans. Tres hombres y un destino, el trullo.
Película carcelaria. Teatro y comedia. Pullas y amistad. Fuga y amor.
Obra menor del gran Jarmusch. Simpática y querible, pero pequeña, poquita cosa.
Está todo lo mejor: la inteligencia, el humor, la mirada piadosa y cariñosa sobre seres al margen, la leve hondura, el gusto por la bohemia maleante, el tiempo detenido, la pasión musical, las amistades electivas, el no pasando nada y diciendo mucho, las irónicas alusiones culturales, la sutileza, la educación, la elegancia, el romanticismo canalla, la contracultura..., pero esta vez se queda corto, el trago no quita la sed; faltan peso, sustancia, guion, gracia, chicha.... Parece que en la cárcel, los tres atrapados (gran momento el de la danza tribal con mantra rimado), va a cuajar, va a romper en humanidad y sentido, los personajes se van definir y crecer, cambiar y luchar, sufrir y dudar..., pero no, con la huida (bella elipsis) muere, la amable parte final no dice nada, no lleva a ninguna parte; vencen la inanidad, el ensimismamiento hueco y tontorrón, la broma privada y autocomplaciente, el gesto vacío.
Cae bien; se le entiende y aprecia, pero se queda a medias, en esbozo, en puro hueso, idea sin desarrollar, anémica, exangüe.