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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
1
Acción Dos hermanos gemelos fueron separados al nacer cuando sus padres fueron asesinados por criminales. Chad fue criado en París y Alex se convirtió en un insignificante ladrón en Hong Kong. Ambos han crecido sin conocer la existencia del otro y se han convertido en expertos en combate. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno de estas películas tan terribles o deleznables, tan perfectas e insuperablemente malas, el cénit o clímax, solo se pueden igualar, nunca rebasar, increíble pero muy cierto, es que no se toman nada en serio a sí mismas, se ríen de su propio estropicio o gran miseria, se descojonan a muerte pero con cariño, saben al distinguido público al que va el producto dirigido, grandes chavalotes u hombres estupefacientes, de pelo en pecho, son conscientes de que es una reverenda mierda, tienen muy presente su bajeza artística, su mala catadura, la infinita torpeza, jodienda molienda, y, sobre por encima de todas las cosas, amén, no pretenden ni ambicionan nada, pagar las cuentas, comer, meter, dormir en caliente, no enseñan nada, no aleccionan ni sermonean o hacen jodida propaganda, no tienen ni ponen excusa o coartada alguna, no aconsejan, no tienen moral ni psicología ni principios ni vergüenza ni dignidad ni honor ni dirección ni sentido ni tanta otra parecida mierda, es el arte realmente por el arte de toma el dinero y corre y ya de paso córrete una juerga si toca, a nadie hace daño, solo a tu hígado y a tus entrañas quemadas, esa es su gran victoria, la exhibición/exaltación impúdica de su desfachatada oligofrenia, el baño, inmersión/chapuzón mediante, a capón, y reconocimiento en/de su amada subnormalidad profunda, ese sello de calidad que les distingue de todo el mediocre resto.
Es como la persona que lo ha perdido absolutamente todo en la vida, hasta la esperanza de salvarse de la quema, la familia, la pasta, la salud, el miedo, el amor, y que, justo por ello, por tanta monstruosa y melodramática carencia, ain't got no, i got life, se siente la mar de orgulloso de sí mismo, es la prueba de que algo anda bien en él, ese colosal fracaso le señala como a un elegido, dios se ha fijado en sus carnes, se ha tomado la molestia de putearlo un rato, no como a todos los demás a los que directamente ignora porque le aburren a tumba abierta con su cálculo y medianía, esa morosa medrosa falta de cojones, y esa paradoja espeluznante es la clave del éxito, la aceptación verdadera de la muerte como una siniestra broma macabra, decíamos ayer también.
Pero lo malo es que tiene un gran fallo de guion, un problema serio, y es que todos sabemos, porque de sobra lo conocemos, que Van Damme no tiene un hermano gemelo, se basta y se sobre él solo, dolo hay uno, por lo que ese actor que hace de casi él, de su dúplica, copia, plagio, doble o clon remedo, aunque se parece un huevo, eso por otra parte es completamente cierto, lo cortés no quita lo cafre, no da el pego, no llega a tanto, no cuela, no alcanza, por mucho que se afana y lo intenta, a Jean-Claude, nuestro héroe predilecto tan macho y maricón, y eso hace o provoca que se resienta tanto todo, el resto, la verosimilitud de la historia. Una pena.
Produce, escribe y mucho actúa, y se nota. Deja su huella en cada puta escena. De hecho, yo creo que cuando advierte/teme que algo puede tener algún mínimo sentido o atisbo de decencia cinematográfica, se encarga inmediata y ferozmente de sabotearlo, quitárselo de encima con cajas destempladas, como la caspa vieja, todo sea para que la obra sea coherente de punta a rabo o cabo, el mismo tono sepulturero de enterrador cansado así todo el santo puto rato la adorna, sin un halo átomo de vida, sin gracia, razón, cordura, probabilidad, altura de miras, elegancia o alma.
Lo mejor es, sin duda, el polvo onírico dadaísta daliniano. Ella me recordó a la de profesión duro espera un momento que ahora miro y sí, tú acertaste, yo no, es Kelly Lynch, la hija secreta del director, otra rubia gloria que no lluvia dorada, y él chino malo con un ojo a la virulé que maneja los barriles de brent a su antojo, de ahí las subidas y bajadas en el mercado de valores a este enojoso/engorroso crudo respecto, estamos en manos de un loco, la economía mundial, toda la negra energía, ese oro, depende de un majadero, este atlas psicotrónico y pantagruélico nos mueve como a muñecos, esa bolsa, más concretamente y mucho aunque no solo en el IBEX 35, la tierra tira, nadie es un profeta, en el que no pude parar de dejar de pensar durante toda la contemplación absorta de esta obra, si vender o comprar o no más petróleo, valores son amores, si quebrar un país de un día para otro o poner boca abajo Wall Street, comiendo de mi mano, si pelear a muerte con BlackRock en Torremolinos como el realmente superhéroe económico que soy por el destino de la humanidad, para salvar el mundo de las garras del diablo o si simplemente poner el cazo una vez más, dedicarme a recaudar los dividendos, como el maná, que tan generosa y constantemente me deparan mis grandes inversiones y que me llegan a mis saneadas cuentas bancarias casi todos los santos días, en esas estábamos enfrascados o inmersos, muy obnubilados.
El caso es que entre patada voladora y sangre que a borbotones corre o se derrama, he aumentado mi cartera y ya la tengo casi igual de grande y enhiesta como la del gran fucker Warren Buffet, ahí le ando, qué tiemble Rockefeller y toda su maldita progenie, pisándole los talones, silbándole al oído, mucho cuidado conmigo que no sabes con quién hablas.
Tú a Hong Kong y yo con King Kong.
Geoffrey, el padre de la criatura Julieta y el amigo de clint y su gorila.
Siempre está tenso, no se le ve relajado ni feliz, demasiada responsabilidad recae sobre sus espaldas belgas, Juan Palomo, yo me lo cocino yo me lo zampo. Ese sempiterno, la señal de la bestia, chichón en la frente es muy sospechoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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