La pureza contra la corrupción que provoca o depara inevitablemente el dinero (Jólivud como epítome de todo eso, timo, saqueo, ladrones de poco vuelo, meca de todos los males conocidos por el hombre). De acuerdo. Pero solo hasta un momento a partir del cual* ya no hay posible remedio, redención ninguna, ya todo es un verdadero y definitivo pitorreo, rebasa el vaso, habíamos aguantado como buenamente podíamos hasta ese infausto hecho, la intemerata, la vista gorda, pero todo tiene un límite o categorial cierre, incluso hasta el crítico más bueno o dócil o profesional valga la redundancia. En fin, que disparata y finaliza en el más alto ridículo, se corona, campeona, camembert, como si Mamet fuera en verdad un vulgar realizador creador de medio pelo, malo, cierto, no ese supuesto pequeño genio, prestigioso teatral autor, dueño de un universo propio, con sentido y fundamento, nos dieron liebre por gato, nos estafaron, la hoja de reclamaciones, la cuenta, todo eso, pedimos, exigimos, auxilio, socorro, yo me ahogo.
Muy atractivos los dos, el negro bueno y la brasileña mala, más ella. Mucho, seguro. Ay Rodrigo Santoro.