Uno acaba con la sensación de que las posibilidades sobre el retrato individual, generacional y social de la utopía comunista de la Alemania Oriental de esta familia asentada en el patriarcado stalinista de este anciano que festeja su 90 cumpleaños rodeado de familiares y clientes políticos, daba para mucho más, que se queda corta en su ironía y sus obvias metáforas. Quizás porque su debutante director afincado en la televisión apuesta por un guión que solo recoge en esencia seis capítulos, los de la fiesta de cumpleaños de corte teatral, de la primera novela del mismo título de Eugen Ruge, premiada en 2011 en Alemania. Quizás la ausencia del resto de la novela definiría mejor a algunos de los personajes y sus problemas personales y no se quedaría todo reducido básicamente a una, por momentos divertida, evocación de otros tiempos que están en el 89 apunto de fallecer de inanición de libertad y colapso económico, con un saldo nada ejemplarizante de en lo que puede convertirse "la dictadura del proletariado"  allá donde el ser humano (siempre el mismo culpable) acaba por utilizarla, al igual que el capitalismo, para sus propios intereses.

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