Hermosa película realizada con solvencia académica y un cierto aire televisivo, medio en el que la directora irlandesa viene generalmente desarrollando su trabajo.
Es obvio que en este melodrama sobre la vida de la pintora folk Maud Dowley se apuesta más por la historia de superación de una mujer marginada social y familiarmente por sus problemas con la artrosis reumatoide llegando a encontrar su lugar en el mundo al lado de un hombre  con quien llegó a amar y ser amada y con el que pudo liberar todo el arte que llevaba dentro. 

Es evidente que el camino para Maud no fue de rosas y la directora apenas esboza entre líneas lo duro del mismo. No quiere cargar las tintas en el drama de una relación difícil y complicada y apuesta por ser optimista como esas maravillosas y aparentemente sencillas pinturas de una Maud que transmiten la cara amable de una vida alegre llena de colores primarios.
Si uno es de lágrima fácil como un servidor, la historia de Maud tal como la cuenta Walsh te agarra con fuerza el corazón y acabas por tirar de Kleenex. Buena "culpa", o mejor dicho, toda la "culpa" de ello la tienen sus protagonistas con un Ethan Hawke que sabe estar en un segundo plano apoyando con sobriedad y buen hacer el excelente trabajo de Sally Hawkes que merece todos los premios del mundo. 
"Maudie" forma parte de ese cine emotivo que guardamos con cariño en la estantería de nuestros recuerdos.

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