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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
7
Drama Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender ... [+]
6 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé el grado de ingenuidad que pudiera tener Capra en su fuero interno, pero desde luego era un idealista y creía en el "sueño americano" del que él mismo era un claro exponente llegando como emigrante siciliano y acabando como uno de los directores más afamados de Hollywood.
En la ceremonia de los Oscars del 33 a Will Rogers se le ocurrió llamar al galardonado como mejor director solo por su nombre de pila, haciendo alusión a sus comienzos humildes y Capra sintiéndose aludido se levantó a recoger el premio que en realidad era para su tocayo Frank Lloyd. Después de este maltrago, el ya nacionalizado director, se desquitó llevándose a sus vitrinas tres estatuillas a título personal y otro buen puñado junto con nominaciones varias para sus películas en los seis años siguientes. Su compromiso con la nueva patria que le había acogido se incrementó con una serie de documentales propagandísticos durante la segunda guerra mundial que también fueron recompensados con la estatuilla del tío Oscar.

Quizás por ese compromiso y viendo lo que se avecinaba en Europa, en el 39 no tuvo empacho en repetir la misma formula que le había reportado éxito con "Mr. Deed goes to town (El secreto de vivir). Incluso el título original lo proclama con descaro. Y aunque cambió a su guionista de cabecera Robert Riskin por Sidney Buchman y a su actor fetiche Gary Cooper por Stewart, el asunto es más de lo mismo: el hombre ingenuo proveniente de la América rural llega allí donde se cuecen los destinos de los ciudadanos para enmendarle la plana a quienes han olvidado para que fueron elegidos y recordarles los valores democráticos de los padres fundadores de la nación.
"El poder del pueblo, por y para el pueblo", palabras escritas en la piedra del monumento a Lincon, que la realidad fuera de las fábulas caprianas no tarda ni un segundo en desmentir en cualquier lugar del globo, aunque con abismales diferencias entre ellos. El afán didáctico del director nos recuerda como funciona el Senado (norteamericano por supuesto), aunque los propios senadores de Whasington no les hizo gracia la cinta y se dieron por aludidos. En muchas naciones europeas de la época, incluida España, eso de la democracia y el uso de la palabra como derecho primordial, tampoco estaba muy de moda y la cinta fue prohibida.
Jean Arthur es un valor seguro junto con Thomas Mitchell, y la paleta de corruptos (Rains, Arnold, Kibbee, Pallette) magnifica ofreciendo diferentes matices de corrupción y por supuesto James Stewart que da otro paso de gigante en su carrera aprovechando su desgarbado aspecto inocente y juvenil a pesar de contar ya con 31 años.
La juventud norteamericana heredaría la victoria mundial y la responsabilidad de liderar el mundo libre. A la vista están los resultados. Si Capra levantara la cabeza...
ELZIETE
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