No ha empezado con mal pie la actriz Olivia Wilde en su debut como directora con esta comedia de adolescentes que en general consigue utilizar los clichés del género para usarlos a su favor en una historia de corte feminista, sin tabúes ni a favor ni en contra y donde se suelta la melena en un carrusel loco donde la amistad, el respeto y comprensión hacia los demás y los miedos ante el ritual de abandonar el nido y pasar de la adolescencia a la juventud se abren hueco entre un puñado de gags más o menos acertados. Verborreica hasta decir basta tiene su principal baza en la pareja protagonista. Dos jóvenes actrices en estado de gracia a las que ya conocíamos como muy prometedoras y cuya química es envidiable. El ritmo a veces decae y el tono también pero en cualquier caso se hace disfrutable, apoyada por un elenco de secundarios muy resultones. Todo, o casi todo suma.

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