D´Onofrio siempre contundente y convincente como actor poco aporta en este su tercer trabajo, enésima vuelta de tuerca al mito del tandem Pat Garret y Billy el niño, ni en lo formal (roza el telefilm de sobremesa si no fuera por quienes encarnan a los protagonista de la leyenda) ni en un guión de moraleja confusa que reconstruye la historia ortodoxa (hay muchas versiones de los hechos reales) con otra en paralelo que tira de clichés y cuyos intérpretes tanto el debutante Jake Schur como Leila George hija del director carecen del carisma necesario para imponerse en unos personajes poco más que esquemáticos.

Esa imágen de Billy el niño a la que se acomoda con acierto un Dane DeHaan prometía a pesar de tener diez años más de los que tenía William Henry McCarthy en el tiempo que se narra, gracias a su rostro aniñado y a la notable reconstrucción de un vestuario documentado en la única y famosa foto más o menos decente de un chaval fruto de su tiempo y circunstancias cuyas andanzas sangrientas fueron exageradas por la prensa, la mayoría en un contexto de conflicto entre ganaderos (guerra del condado de Lincoln en Nuevo México). No ocurre lo mismo con Ethan Hawke al que le sobran algunos kilos y probablemente le faltan algunos centímetros para dar la imagen de "John el largo" como apodaban a Garrett. Hawke por supuesto lo supera con su reconocida valía actoral.

Por lo demás la cosa se deja ver, con las escenas de acción bien resueltas y algunos datos de la biografía de Pat y Billy. La olvidaremos en menos que se desenfunda un Colt del 45.

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