Amasijo de ideas político-religiosas cargadas de buenas intenciones. Supone un respaldo al clero y a la institución del Vaticano, así como una apología del cristianismo revolucionario en detrimento del comunismo opresor, en el que todo vale (un Papa ruso que se escapa por la noche de picos pardos, otro cura liberal del Vaticano que crítica y modifica la doctrina y los dogmas de fe a su antojo (y se le permite, como no, siendo consejero del mismo Papa), etc).
Gran superproducción de largo metraje y conformada por un gran elenco de actores y unos excelentes diálogos que, ciertamente posee elementos propagandísticos, maniqueos y manipuladores. Penoso el despacho del presidente ruso y su pantalla de cine pegada a la pared, al igual que la trama sobre el conflicto político de la hambruna en China, por no decir de su idealista y condescendiente final.
También es la primera película que muestra, desde dentro, el proceso de elección papal.